«Lo que me pasó a mí le puede pasar a cualquiera»

Manuel es una persona sin hogar que ha recibido la atención y el acompañamiento de Cáritas Diocesana de Canarias: «Gracias a la institución logré un techo, comida y he podido formarme»

Hay todo un relato normalizado y asumido sobre lo que es ser una persona con éxito: estabilidad económica, un techo y unas redes sociales fuertes… Amor de una pareja, amor de la familia, amor de los amigos. Todo ello es lo que constituye lo que la sociedad entiende como «una persona normal». Si no cumples con el patrón, “o te equivocas en un momento determinado”, eres invisible. Un olvidado que no puede huir de los recuerdos o prejuicios. Le pasa a Manuel, una persona en situación de sin hogar en Las Palmas de Gran Canaria que llegó hace más de una década “en un estado muy convulso, rendido, pedido personal, familiar y socialmente”. 

Ha logrado salir a flote, incluso pagar un alquiler, en varias ocasiones, pero le lastran adicciones, la indiferencia social y la falta de oportunidades. “Poco a poco, mediante diferentes proyectos y programas, el Proyecto Esperanza que ayuda a las personas con adicciones, y luego el programa de acompañamiento a personas sin hogar, llegué a tener trabajo. Entonces abandoné Cáritas, algo que no debí haber hecho”, admite lamentándose de aquella decisión. “Pero lo hice. Me vi más libre, incluso viví de alquiler y tenía dinero, pero cometí el error de no seguir el acompañamiento de Cáritas. Porque además de ser una persona sin hogar, venía de un proceso de alcoholismo y la situación se agravó. Me vi con trabajo, me vi con dinero, y volví a caer…” 

Y entonces volvió a Cáritas, que no juzgó su caída y le volvió a abrir sus puertas, las del Centro de Baja Exigencia y el comedor de Escaleritas. “Volvió a ser una tabla de salvación. Como lo es para mucha gente en la ciudad que vive en una situación parecida a la mía. Lo que me ha pasado a mí, le puede pasar a cualquiera. Y detrás de cada persona hay una historia que vale la pena ser escuchada, porque casi nadie quiere estar en la calle. No nos gusta estar en la calle”.

“Mucha gente piensa que estás en la calle porque quieres, porque eres drogadicto o alcohólico como es mi caso, o un ladrón o violento, y eso supone una barrera muy difícil de superar. Somos personas que hemos arrastrado problemas, agravado sí por el consumo de drogas o alcohol, pero si encima lo señalas y estigmatizas, es muy difícil salir adelante. Te pudiste equivocar hace diez años, ¿y por eso te van a castigar toda la vida?. Yo siento que es así”. 


Romper este círculo al que lleva la situación de sinhogarismo es un laberinto con difícil salida. “En mi caso intento salir adelante formándome. Este año he hecho gracias a Cáritas el curso de nivel 2 de jardinería y otro de operaciones básicas de cocina, me he sacado la enseñanza secundaria y, si tuviera vivienda propia, podría salir de la calle e intentar hacer una vida normal. Pero con los precios de los alquileres y con empleos inestables, es imposible tener un techo digno. Ni siquiera tener trabajo garantiza poder tener una vivienda. Además, yo aún sigo teniendo algunos problemas de adicciones, porque cuesta mucho”, manifiesta Manuel que, agradecido a Cáritas, pide que se visibilicen y se cuenten las historias de las personas que, como él están en la calle, porque “puede pasarle a cualquiera”, advierte.

“Por encima de las cosas que te puedan ayudar en un momento dado, destaco el trato humano de todas las personas de las áreas en las que he estado: vivienda, empleo, psicología, el personal del comedor… Todos trabajan para que salgas adelante, pero también depende de ti. Además de tus problemas económicos o de adicciones, lo peor es el estigma social. creo que todas las personas necesitamos una segunda oportunidad, pero tal y cómo está el coste de la vida, es imposible. Solo gracias a Cáritas puedes conseguir un techo y alimento en un momento muy difícil de tu vida”.

Cáritas Diocesana de Canarias atendió a más de 3.100 personas tienen dificultades para lograr o conservar una vivienda.

  • Atendió a 271 familias en riesgo de pérdida de vivienda.
  • Ayudó y acompañó a 2.378 personas en situación de sin hogar.
  • El 32% de los hogares atendidos carece de titularidad de la vivienda.
  • El 15% de las personas atendidas recibe ayudas para las viviendas.
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