Cuando el verano también se hace cuesta arriba

Las vacaciones escolares y el verano son un tema social que va más allá de la simple cuestión del descanso.

Las familias pobres están en situación de desventaja de muchas maneras. Sin embargo, el periodo estival y en particular las vacaciones escolares encabezan esta lista de privaciones.

Las familias, en particular las más vulnerables económicamente, tratan de enfrentar la falta o la pérdida de capacidad económica del hogar a través de ajustes de gasto, ahorros o algunas renuncias vinculadas a la ropa, a la alimentación, a los suministros de la vivienda u otras acciones vinculadas con el bienestar de todos los miembros de la familia.

Otras medidas frecuentes en este periodo del año son la reducción de gasto en ocio o abandono de actividades y/o relacionales sociales habituales. También una semana de vacaciones al año, fuera de casa, es un sueño para muchos niños y familias. Además, muchas veces ambas realidades se combinan.

Además de la cuestión económica, otro obstáculo para poder irse de vacaciones es la existencia de una red social. Tener familiares o amigos en un lugar agradable y con una casa lo suficientemente grande como para acomodarse es una ventaja para poder escaparse unos días.

Otras dificultades se presentan con el cierre del centro escolar que puede suponer importantes desafíos tanto para la buena alimentación de los niños y niñas, como para la conciliación de los progenitores. Cuando escasean o no tienen apoyos familiares cercanos, las familias se ven obligadas a sortear el día a día mediante un juego de malabares constantes. Para muchas familias pagar un campamento representa un verdadero privilegio. Algunas personas incluso tienen que dejar de trabajar porque el campamento de los niños cuesta más que el sueldo al que pueden aspirar. Para otras las excedencias o los permisos sin sueldo son inasumibles para la economía familiar, por lo que a duras penas consiguen pagar unas horas de ocio a sus hijos, pero lo hacen a costa de renunciar a otras necesidades básicas.

Las vacaciones y las actividades de ocio son un elemento fuerte de integración social para todos los miembros del hogar. Estos gastos no son superfluos, como podría pensarse. Todas las renuncias asociadas tienen también potenciales importantes costes en términos emocionales o de autoestima, dejando grandes heridas en las personas. En especial cuando nos referimos a niños, niñas y adolescentes, en su socialización, pero también en el disfrute de su derecho al descanso y al esparcimiento.

Porque las vacaciones de verano también son un momento para estrechar lazos familiares, conocer a los demás, salir de casa y construirte como ciudadano, por eso las vacaciones escolares y el verano son un tema social que va más allá de la simple cuestión del descanso.

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