María Antonieta Raduno, venezolana de 60 años con un hijo, es una persona vulnerable en riesgo residencial
“Salí de Venezuela hace cuatro años buscando un futuro para mi hijo, pero al llegar aquí todo empeoró”, afirma María Antonieta, una venezolana que huyó de su país dejando todo atrás buscando prosperidad para su hijo.
“Soy viuda desde hace casi 20 años, por lo que buscaba reinventarme y lograr una esperanza para mi hijo lejos de mi país. Llegué a Gran Canaria prácticamente sin nada y alguien me aconsejó venir a Cáritas en busca de ayuda cuando me iba a quedar en la calle. Me ofrecí como voluntaria cuando llegué a la institución, pero me contestaron que mi situación era más para ayudarme a mí. No sabía que iba a ser tan difícil cuando decidí venir a Canarias. Incluso sufrí un desahucio, y la única institución que me abrió las puertas y me ofreció soluciones fue Cáritas”, recuerda emocionada al recordar los momentos más difíciles.
“Todo empeoró justo antes de la pandemia. Mi hijo se quedó sin trabajo, y estábamos los dos parados porque también tengo problemas de salud. A pesar de eso, yo llegué a trabajar desde las 5 de la mañana hasta las 10 de la noche por sólo 200 euros al mes. Entonces, sin dinero, se me derrumbó el mundo porque no sabíamos a dónde ir. Sin ingresos, nos dieron 10 días para irnos del piso donde estábamos. Pero Cáritas nos ayudó desde el principio, evitaron que me quedase en la calle con mi hijo. Por eso considero a todas las personas que nos ayudaron como mi familia”, relata muy agradecida.
Sin embargo, María Antonieta no pide que le regalen las cosas, no quiere vivir de la caridad, por eso no ha pasado de formarse y se siente con el ánimo de ayudar a los demás también en compensación a todo lo que ha recibido.
“Yo vine con la intención de trabajar y de aprender, pero cuando llegas las cosas no son tan fáciles como te las pintan. Y Cáritas fue mi salvación. Y aunque en ocasiones no necesito ayuda, sí que vuelvo para recibir ese abrazo y cariño que siempre te dan. Gracias a Cáritas he recibido muchas cosas, hay un gran equipo humano detrás de la organización”.
A pesar de las dificultades de salud, de los problemas de su hijo para encontrar empleo estable, María Antonieta cree en un futuro mejor tras recibir toda la ayuda y cariño de Cáritas. “Todavía sigo trabajando, formándome, tengo varios idiomas y cursos, quiero seguir haciendo cosas y mejorando por lo menos para dar ejemplo a mi hijo. Solo quiero avanzar, no quiero pedir más a este país, solo quiero hacer una vida digna y dejarle un legado a mi hijo. Si luchas siempre alguna puerta que se abre y yo quiero devolver a este país lo que me ha dado para que otros tengan provecho también. Siempre con el abrazo de Cáritas”.
Cáritas Diocesana de Canarias atendió a más de 9.500 familias en 2022
4.739 familias acudieron a las acogidas parroquiales
El 75% recibe alimentos
Un 39% depende de prestaciones públicas
El 49% de las familias tienen a hijos e hijas a cargo
Última actualización: 19 de julio de 2023