Por el derecho a una alimentación saludable, sostenible e inclusiva (ASSI)

Para que las personas decidan qué quiere comprar, con la oportunidad de elegir productos frescos y teniendo en cuenta sus necesidades particulares de salud, costumbres y cultura.

Por María Martínez Rupérez Responsable por el derecho a una alimentación ASSI. Equipo de Inclusión. Cáritas Española

Hace un tiempo ya, que planteamos una campaña con el lema: “En Cáritas buscamos la mejor respuesta. Gracias a ti pueden elegir”, y esto es justo aquello que pretendemos: cómo facilitar el derecho a la alimentación, a las personas que se acercan a nuestros centros y servicios, con distintas mochilas, más o menos cargadas, pero todas ellas con el peso de un sufrimiento social, de sentir vergüenza o culpabilidad, por solicitar algo tan básico como es poder comer.

Tener la disposición de ponernos en el lugar de las personas, nos hace repensar los “cómos”, pues las formas se dotan de contenido. Por esto, no vale cualquier modo, optamos por las herramientas que nos permitan caminar nuestras palabras, cada uno de los conceptos de este título, y que, además, han ido tejiendo, en estos años, una estrategia institucional.

Que una persona decida qué quiere comprar, con la oportunidad de elegir productos frescos y teniendo en cuenta sus necesidades particulares de salud, costumbres y cultura, y que pueda acudir a cualquier establecimiento como lo hace el resto de su vecindario, lo puede realizar con el tipo de ayuda económica que ofrecemos bien de manera directa o a través de tarjetas solidarias o monedero o con códigos QR con telefonía móvil.

La sostenibilidad en íntima vinculación con una política de cuidado medioambiental, por esto la tendencia de llegar a “plásticos 0”, evitando la emisión de tarjetas, por una parte, y por otra, minimizando el despilfarro alimentario, cada quien elige aquello que desea consumir-.

Y todo ello es posible, gracias a una transformación en el que se han ido sumando, y cada vez son más, las empresas y personas colaboradoras, que con su contribución económica podemos sostener el pago de estas tarjetas.

Y aunque el garante de este derecho a una alimentación saludable y de calidad lo tiene el estado, Cáritas colabora para hacer realidad las palabras de Olivier de Schutter, exrelator de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación.

 “El derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, sea directamente, sea mediante compra por dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativa adecuada y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales de la población a la que pertenece el consumidor y garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna”.

Por ultimo señalar que, este modelo, nos ha permitido dejar atrás la entrega de alimentos, -recogida, almacenamiento, organización y distribución-, está suponiendo una importante revolución en nuestros equipos, ahora disponemos de tiempo y energía para recrear otro tipo de proyectos e iniciativas de cuidados y mutuo apoyo, en donde estar cerca, conocer otro tipo de necesidades -formativas, laborales, alojativas o relacionadas con la crianza, las soledades o la salud…-, y buscar alternativas entre todas. Se trata, pues, de espacios habitados de tal forma que generan relaciones de confianza entre todas las personas y facilitan nuevas relaciones y vínculos.

Pues lo dicho, a pesar de las dificultades, seguimos caminando nuestras palabras

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