África, más lejos que nunca

En el Día de África, Cáritas quiere llamar la atención sobre la enorme crisis humanitaria que se cierne sobre este continente olvidado

Hoy, 25 de mayo, conmemoramos el Día de África. Pero este año, el continente y sus gentes no tienen mucho que celebrar. Este 2022 está siendo un año nefasto. Cuando comenzaban a recuperarse (apenas) del enorme impacto económico y social que la COVID-19 ha tenido en África, el recrudecimiento de los conflictos armados, los efectos adversos del cambio climático y una lejana guerra en Europa, están provocando una grave crisis humanitaria en muchas regiones.

Una llamada desesperada

No hace mucho regresé de un viaje a África, y he traído conmigo una llamada desesperada de ayuda. La guerra de Ucrania, además de encarecer los precios de los alimentos –los países africanos importan tanto o más trigo que nosotros de Rusia o Ucrania–, ha invisibilizado aún más sus realidades.

El foco internacional está tan centrado en Europa, que los grupos armados y los impulsores de golpes de Estado y violadores de derechos humanos actúan con más impunidad si cabe.

En todos los países de África donde Cáritas Española trabaja –las regiones del Sahel, Grandes Lagos, el Cuerno y Mozambique– hay conflictos armados, y todos ellos se han recrudecido mientras la comunidad internacional y los medios de comunicación miran a otro lado.

Si a estas situaciones de guerra e inseguridad, que provocan millones de desplazamientos por todo el continente, le sumamos las inundaciones, las sequías y otros desastres vinculados con el cambio climático, el resultado es una crisis alimentaria como hacía años que no se veía en el Cuerno o el Sahel.

Precisamente, en la región del Sahel –a la que pertenecen 17 países, entre ellos, Mali, Burkina o Senegal–, se prevé que este mes de junio haya 41 millones de personas en inseguridad alimentaria frente a los 11 millones en 2019; un crecimiento de 30 millones en solo tres años…

Las fuerza de África

¿Qué esperanza queda entonces para los africanos? Cada vez estoy más convencida de que la clave está en las propias comunidades. La violencia y la inseguridad hacen que pocas organizaciones gubernamentales pueden estar al lado de estas personas; no llegan a ellas. Cáritas sí tiene esa capacidad. Por eso, Cáritas Española trabaja en colaboración con las Cáritas locales y la Iglesia, para fortalecer a las comunidades en su acceso a la alimentación y al agua, en su desarrollo agrícola y en su autoprotección y construcción de paz.

La esperanza de África reside en estas fortalezas: en sus riquezas naturales, en su concepción del colectivismo y la familia, en la figura de la mujer y en su juventud. La esperanza y la fuerza de África está en el corazón de este continente.

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