En el Día Mundial del Refugiado, la Red Migrantes con Derechos –integrada por la Comisión Episcopal de Migraciones, Cáritas, CONFER y Justicia y Paz— insta a los líderes españoles y mundiales a fortalecer el compromiso con la realidad de las personas refugiadas y migrantes, y a generar mecanismos de protección y de acogida desde la solidaridad y la hospitalidad.
En el mundo, hay más de 1.000 millones de personas que están en movimiento. De ellas, 70 millones han tenido que abandonar sus hogares debido a situaciones de violencia, guerras o desplazamiento. Muchas de ellas se incorporan a caravanas migrantes que cruzan fronteras a través de rutas que recorren miles de kilómetros en condiciones inseguras y de extrema vulnerabilidad, y se convierten en objetivo de las redes de tráfico y trata de personas.
Junto a estas situaciones de movilidad humana, asistimos en toda Europa, en un contexto de políticas migratorias cada vez más estrictas y de mayor represión contra la migración irregular, a una criminalización de los defensores de los derechos humanos y de aquellos ciudadanos particulares, comunidades y organizaciones que tienden su mano a estos refugiados y migrantes.
Mientras avanza este cierre de “puertas” y puertos, y se repite el bloqueo de barcos humanitarios, desde nuestras organizaciones somos testigos de la tendencia creciente a obstaculizar y estigmatizar la asistencia humanitaria que las redes de ayuda y los voluntarios brindan a los migrantes en peligro. Hay sobrados ejemplos de ello, que incluyen casos de procesamiento de miembros de organizaciones no gubernamentales por haber impulsado operaciones de búsqueda y rescate en las aguas del Mediterráneo.
Este ambiente hostil, al que no son ajenos determinados discursos políticos, genera un efecto paralizante en la solidaridad y alimenta aún más los relatos tóxicos y negativos sobre la migración. Más allá del impacto negativo directo que esto tiene en las vidas de los migrantes y refugiados, la criminalización de la solidaridad también es peligrosa para la democracia, ya que erosiona la cohesión social y amenaza a nuestra humanidad.
Recordamos el aliento del Papa Francisco que nos anima a tender puentes, a crear una cultura del encuentro y a abrir nuestra puerta a aquellas personas que están en el camino, que se encuentran en mayor vulnerabilidad, porque, como bien lo expresa en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, “la presencia de los migrantes y de los refugiados, como en general de las personas vulnerables, representan hoy en día una invitación a recuperar algunas dimensiones esenciales de nuestra existencia cristiana y de nuestra humanidad, que corren el riesgo de adormecerse con un estilo de vida lleno de comodidades”.
La Red Migrantes con Derechos –que integra a más de 400 instituciones, delegaciones y comunidades de todo el país, y moviliza a más de 90.000 personas, entre voluntarios y profesionales contratados– ha acompañado en este último año a cerca de 3 millones de personas en situación de vulnerabilidad social. Desde esta realidad, queremos poner en valor el compromiso solidario y fraterno que tantos ciudadanos y colectivos brindan a nuestra sociedad para construir entre todos un futuro en esperanza.
“Estoy intentando regalar lo que otras personas me han entregado”. Estas palabras de Dooa Sharif, una joven voluntaria siria de una de las instituciones de la Red Migrantes con Derechos que llegó a España como refugiada y presta apoyo ahora en un programa de acogida, son ejemplo del testimonio de muchas personas que construyen nuestras sociedades desde los valores de la solidaridad con sus convecinos y convecinas, especialmente con aquellas personas que se han visto forzadas a dejar sus hogares.
En este Día Mundial del Refugiado, la Red Migrantes con Derechos lanza un llamamiento a los responsables políticos y a la ciudadanía para que actúen contra toda criminalización del apoyo humanitario proporcionado a los migrantes y refugiados, defiendan los derechos de las personas migrantes y refugiadas, e impulsen sociedades acogedoras donde la solidaridad, el encuentro, la convivencia y el respeto estén en el centro de las políticas y de la agenda social. Hay muchos signos de esperanza y desde ellos queremos construir futuro.
Última actualización: 11 de mayo de 2021