Por Caya Suárez Ortega (Secretaria General de Cáritas Diocesana de Canarias)
La Comunidad tiene un papel articulador en el desarrollo de la sociedad por su impacto en la vida de las personas; ahora, quizás más que nunca, ocupa un lugar clave en la exploración de respuestas para un mundo en crisis y sujeto a profundos cambios.
La Iglesia Católica a través de sus Comunidades Cristianas es parte también de esa búsqueda desde la acogida y el encuentro con las realidades de exclusión social y pobreza. Llegar al alcance de lo que supone cada encuentro no se puede entender sin la celebración del Corpus Christi. «Si el Señor no construye la casa en vano trabajan los albañiles; si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila el centinela.» Salmo 127
Para muchas personas que dedican parte de sus vidas, en cuerpo y alma, a estar al lado de las personas que se acercan a Cáritas no tiene sentido su labor si la misma no partiera del encuentro con el Señor y la seguridad de sentirse enviadas por la Comunidad.
Es por ello, que se conmemora la celebración de la Eucaristía y debemos recordar que Jesús se hizo hombre en la humanidad y dio su cuerpo y sangre por una sociedad que no estaba dispuesta a escuchar su mensaje de fraternidad y amor al prójimo.
Esa misma sociedad, más de dos mil años después, sigue necesitando el testimonio de personas que en Comunidad salen al encuentro para compartir retazos de sus vidas con otras personas que juntas podrían dar una alternativa diferente a la sociedad actual.
Nuestras Comunidades Parroquiales están llamadas a “trabajar no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura” (Jn. 6, 27-29). Y para ello tenemos que dar nuestra vida y sentirnos Iglesia enviada.
Para sentirnos Iglesia enviada hace falta algo más que el sentido de responsabilidad y compromiso, que en sí son importantes pero que ajenos al sentido de pertenencia a una fe que nos mueve más allá de la diversidad de pensamientos y más allá de nuestros propios errores, nos hace sentir que el mensaje de Jesús al entregar su vida constituyó discípulos que conformaron Comunidades para seguir transmitiendo su testimonio.
Y la única forma de transmitir el testimonio de Jesús para las personas creyentes es ser testimonio propio de entrega al prójimo desde la cotidianidad del día a día.
La invitación que este año se hace desde Cáritas a la sociedad en la celebración del Corpus Christi pretende la búsqueda del Reino de Dios y su justicia entendiendo que las personas juntas “Construimos Comunidad”.
