En la tarde del viernes 31 de marzo llegamos al ecuador de las Jornadas, día en que hemos profundizado en la dimensión técnica de este proceso formativo que estamos compartiendo y construyendo colectivamente.
Esta parte de las Jornadas, ha sido dinamizada por Ana Ruano y Gara del Pino, ambas son profesionales del Trabajo Social y miembros de FARAPI, consultora de innovación social con raíz en Donostia-San Sebastián que también tiene sede en Gran Canaria. El equipo de FARAPI entiende que las respuestas e intervenciones sociales de cualquier tipo y desde cualquier entidad tienen por objetivo el bienestar de la ciudadanía, por ello es imprescindible que las personas y los colectivos que las engloban sean las protagonistas de cualquier proceso que se haga para ellas. En todos sus proyectos las personas son el centro y siempre insertan de forma trasversal la perspectiva de género.
Desde esta identidad, FARAPI nos acompaña en la dinámica de trabajo donde todas las personas asistentes a las Jornadas han sido parte de una dinámica vivencial que ha tenido como objetivo sacar claves sobre la participación y sus procesos.
Las ideas y claves que se han construido conjuntamente hoy son las premisas a tener en cuenta como persona participante y como persona o grupo promotor facilitador de la participación. Entre ellas destacamos:
“Que la participación hay que experimentarla, vivirla, y se origina desde el interior de cada persona, desde la autonomía… Es importante facilitar procesos que hagan autónomas a las personas con las que colaboramos y acompañamos”.
“La participación es un medio, un instrumento, no un fin en sí mismo. Lo que busca es empoderar a la persona y debe servir para construir una ciudadanía y una sociedad más libre”.
“Para poder facilitar participación es básico el trabajo con la gente, con las personas vecinas, un movimiento popular. Y hay que hacerlo desde la libertad, el respeto y la autonomía”.
En los trabajos grupales se construyó entre todos/as el concepto de participación. Por cada grupo se obtuvo una definición diferente, todas válidas, todas completas y consensuadas por el grupo participativo que la elaboró en consenso. De ésto se obtuvo que la participación no tiene recetas ni fórmulas, sino vivencias, unas necesidades por las que unirse y participar, objetivos en común, diálogo, cooperación y solidaridad.
“No se puede esperar a tener las condiciones óptimas para hacer participación porque de lo contrario no empezaríamos nunca, lo importante es el camino que construimos conjuntamente con las potencialidades y también las dificultades de todas las personas que forman el proceso”
“La cultura participativa se promueve participando” esta clave nos invita a que aunque la participación no es cómoda, apostemos por el proceso, por superar las fórmulas de siempre y buscar nuevos cauces con las personas.