II Encuentro de Familias de Cáritas Diocesana de Canarias

Prometimos volver y allí estuvimos. El pasado sábado 18 de junio, el Área de Familia de Cáritas Diocesana de Canarias celebró su “II Encuentro de Familias”. Por segundo año consecutivo, más de 400 participantes, disfrutaron de un espacio de encuentro y diversión.

Un año más, el evento se celebró en la Plaza de Sintes, del municipio de Teror. En horario de 11 a 17 horas se combinaron diferentes actividades: una gala donde participaron los diferentes proyectos y artistas invitados, tiempo de almuerzo compartido, oración conjunta en la Basílica del Nuestra Señora del Pino, talleres y un pasacalle final.

Este encuentro comunitario ha sido preparado desde octubre con mucho entusiasmo por la comisión organizadora, creada especialmente para este evento y formada por dos representantes de cada colectivo con los que interviene el Área de Familia: mujer, mayores, infancia. La labor e implicación del voluntariado en la organización ha sido fundamental, consiguiendo que los propios grupos hayan dado forma a la jornada aportando ideas, repartiendo tareas, asumiendo algunos aspectos de la organización, etc. De este modo, personas acompañadas en los más de 30 proyectos del Área de Familia que desarrollan su actividad en la Isla de Gran Canaria, voluntariado y el personal técnico, todos ellos acompañados por sus familias, celebraron y  festejaron todo lo trabajado en familia, como colofón final a todo un curso de trabajo.

La jornada comenzó con la acogida a los grupos en la Plaza de Sintes, que iban llegando desde diferentes puntos de la geografía isleña. Tras el tentempié de desayuno, se pudo disfrutar la gala construida entre todos: la decoración con “trozos de mar” que aportó cada grupo y las actuaciones en la que diferentes proyectos nos deleitaron con poesías, baile, canciones, escenificaciones, etc. Se hizo patente, como dice la Madre Teresa de Calcuta que «A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota». El trabajo individual de cada proyecto llegó a ser un “todo” sobre el escenario. En la gala pudimos contar, además, con las actuaciones del verseador Yeray Rodriguez, acompañado de Expedito Suárez e Isaac Suárez y del músico Zofiel con el espectáculo musical  infantil “La granja de don Millo”.

Al ritmo de la canción de Macaco “Somos una marea de Gente” que acompañó toda la gala, se dio por finalizado este tramo del Encuentro, al que seguiría el almuerzo compartido en el que pudimos degustar paella, tortilla de papas y refrescos para sofocar el calor. Tras él, la oración compartida en la Basílica Ntra. Sra. del Pino donde oramos por las familias, celebrando vida, camino compartido y comunidad.

Y, para terminar la jornada, los asistentes participaron en los talleres de pintacaras y manualidades con materiales reciclados en los que elaboraron maracas, pompones, sombreros, disfraces, para terminar con buen ritmo y en buena compañía bailando al Ritmo de la Banda de Gran Canaria en la plaza de la Alameda y calles aledañas.

Del equipo técnico del Área de Familia:

“Amenazamos con volver, y allí estuvimos. Y llegamos llenos de agradecimiento por poder saborear de nuevo esta oportunidad de compartir y disfrutar juntos; gozando por la satisfacción de la llegada de nuevas caras que no estuvieron el año pasado, y de la motivación gigante de todos aquellos que deseaban que llegara este día para volver a repetir una jornada de participación y disfrute en el que celebrar la posibilidad de aportar y compartir juntos.

Uno de los grandes éxitos del día fue el cumplimiento al 100% de las ambiciosas expectativas de participación. Acertamos con el horario, y además percibimos un aumento general en la calidad de las actuaciones. Todo esto no es más que el fruto del trabajo de acompañamiento de los procesos participativos, del empoderamiento, del  liderazgo propio y del protagonismo de las personas que acuden a los proyectos- y sus familias- realizado por el voluntariado acompañante con la guía del personal técnico. Creemos en ello, en las capacidades de la gente, en que el trabajo en comunidad es posible.

Por nuestra parte, sólo queda agradecer a todas las personas que han puesto su granito de arena para que día fuera tan especial: Ayuntamiento de Teror, a su Alcaldesa Isabel Guerra y a su Concejala de Servicios Sociales, Alejandra Reyes, por todas las facilidades en los previos a la jornada así como la elaboración del plan de emergencia. Por facilitarnos toda la infraestructura necesaria para ese día (el espacio, escenario, carpas, sillas, megafonía, etc.), el servicio de limpieza y el personal técnico que nos acompañó en todo momento; a la Comunidad Parroquial de Teror, a su Grupo de Cáritas Parroquial y a su Párroco D. Antonio Perera, por acogernos en “su casa”; a  Cruz Roja Las Palmas, que nos facilitó el transporte de personas mayores; a Yeray Rodríguez que puso su genio a disponibilidad de los allí presentes; a Zofiel, por transportarnos a la infancia durante su actuación; a los técnicos de sonido Alejandro y Emiliano por su disponibilidad y su entrega en la tarea, y al Instituto Politécnico donde cursan sus estudios y por facilitar materiales necesarios; a la Banda de Gran Canaria por amenizarnos con alegría el momento final; a nuestro compañero Miguel del Valle que nunca tiene un no sea cual sea la propuesta que le hagamos; a Eidetesa y Aguas de Teror; a las parroquias de San Nicolás e Interparroquial de Tamaraceite por cedernos las sillas. Y, cómo no, a todo el voluntariado del Área de Familia y a los/as participantes en los proyectos y sus familias y en especial a las integrantes de la Comisión de preparación del encuentro que puso cabeza a este evento. Desde el Equipo de Familia, estamos especialmente orgullosos de esta capacidad de trabajo y organización del voluntariado, sin los cuales este “proyecto” no tendría sentido.

Decía el Papa Francisco en el encuentro con las familias en Santiago de Cuba: “La `familia perfecta´ no existe, pero no debemos olvidar que las familias no son un problema; son, ante todo, una oportunidad. «Sin familia la vida se vuelve vacía». […] Es precisamente en casa, donde «aprendemos la solidaridad, donde aprendemos a no ser avasalladores. Es en casa donde aprendemos a recibir y a agradecer la vida como una bendición y que cada uno necesita a los demás para salir adelante”.

Y es con este potencial con el que vamos a seguir trabajando. Se cierra un curso, pero comienza otro. ¡Volveremos en 2017!

MUCHAS GRACIAS Y ¡HASTA EL AÑO QUE VIENE!

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