«Pasos» de Semana Santa. «Pasar» de Semana Santa. Que «pases» una buena Semana Santa

Carta de D. José Domínguez, Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias.

La etimología tiene guasa. El original hebreo pésah y el arameo pasha equivale en griego y en latín a  “pascua”,  que significa “pasar”, “saltar”.

La celebración de la fiesta de Pascua está en el corazón de la experiencia veterotestamentaria, porque constituye el memorial (zikkarón) del acontecimiento fundador de la historia del pueblo de Dios -el éxodo y la alianza- y de la autocomunicación del Nombre de Dios mismo.

Es Dios que pasa por la historia  sacándolo de la esclavitud a la libertad, de no ser pueblo a ser pueblo de Dios, libre, organizado, en una tierra nueva, preludio de la plenitud realizada por la Encarnación de Dios mismo, que entregado hasta dar la vida por todos, restaura todas las rupturas, infidelidades y decepciones.

Reconciliándonos, nos eleva a la categoría de hijos en la familia divina, constituye la Gran Fraternidad.

Es la victoria definitiva del Paso Salvador del Dios de la vida, que no quiere que nadie se pierda.

Es éste un acontecimiento que nunca es pasado y que, como un ciclo más de las estaciones cósmicas, se actualiza al comenzar la primavera.

El Paso Salvador Del “Dios con nosotros”, como primavera fecunda y florida (recuerden, ¡Pascua Florida!).

Toda la iconografía de los pasos procesionales de la semana mayor de los cristianos expresa esta realidad de la pasión redentora de Cristo. Él es rostro humano del Padre, que  alentado por el Amor nos integra en la Trinidad, como hijos en el Hijo, llevando a plenitud todo su plan creador y salvador.

Liturgias, procesiones, conciertos, autos sacramentales, escenificaciones… visibilizan con arte, estética y ternura comprometida, el dolor y el amor, la pasión y la gloria, la bruma y la calima en sol y en luz; la duda y la traición en fidelidad; el pecado en perdón; la contaminación interior en reconversión humana; en puesta a punto.

Todo esto sin perder el paso, aligerando y con pasos firmes.

Por todo ello resuelvo no pasar de Semana Santa, sino rebobinar mi historia; descubrir cómo ha pasado Dios por ella, qué ha hecho, qué espera, qué propone….

Todo esto pasito a pasito, sin el paso cambiado, cargando pasos, viéndolos pasar, paseando por la playa o por senderos floridos entre montañas, valles o llanuras…. Pensando, gozando, dialogando, rezando, leyendo,  durmiendo o quizás trabajando.

En cualquier caso, pisando fuerte para avanzar, mejorar.

Vivir, vivir y  vivir, renovados, resucitados, reconciliados.

 

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