Cuando aún no se ha llegado a un año de que se comenzara a trabajar en la finca que acoge el proyecto de Huertos Ecológicos de Cáritas Diocesana de Canarias, las familias participantes y los voluntarios y trabajadores que participan en el mismo pueden ver ya físicamente el fruto de su trabajo. Después de un periodo de preparación de los terrenos, formación de las personas que se benefician del mismo y de las mejoras necesarias para comenzar la explotación de la finca, ya los brotes verdes comienzan a aflorar, y con ellos crece la ilusión por el trabajo que se realiza.
El trabajo que se realiza en la propiedad es comunitario, por lo que las familias que fueron seleccionadas atendiendo a la realidad de exclusión que vivían, han tenido que trabajar hombro con hombro para poner a punto lo que durante un tiempo se pretende que sea no sólo una forma de sustento sino de aprendizaje para favorecer su empleabilidad.
En estas labores se encuentra la preparación del estanque y de las tierras, que finalizaron en el mes de septiembre, lo que ha permitido poder contar con agua y facilitar las primeras labores de trabajo directamente en la tierra.
Una de las cosas que se ha hecho en las últimas semanas es el sorteo de las parcelas, ya que después del trabajo comunitario el proyecto entra en un momento en el que las personas deberán poner en práctica lo aprendido durante el tiempo de formación. Esto no significa que se pierda el espíritu del trabajo en equipo, pues dada la variedad de los cultivos el producto final será compartido, tanto el proveniente de las parcelas individuales como de las comunes.
Las familias, desde el mes de septiembre, también participan acudiendo tres veces por semana, siendo una de las jornadas dedicada al trabajo social y las otras dos, a intervenir en la finca.
Entre las acciones que se realizan, y dada la dureza física que exige la agricultura, una vez a la semana, el día termina con una clase de yoga, con la intención de que sirva como actividad de higiene postural.
Antes de final de año, parte de lo que hoy puede verse crecer, podrá estar en los platos de las familias en situación de exclusión social, no sólo en las que trabajan la finca, sino que también a través de los diferentes servicios con los que Cáritas Diocesana de Canarias cuenta.
