Experiencias en Proyecto Esperanza: El grupo de ocio sano


El Proyecto Esperanza de Cáritas Diocesana de Canarias acoge y acompaña a personas y familias que presentan problemas de adicción, principalmente al alcohol, con el fin de generar un proceso de deshabituación y crecimiento personal y así mejorar la calidad de vida.

Los principales objetivos de Proyecto Esperanza son la acogida, apoyo y rehabilitación de personas que viven la problemática de las adicciones, especialmente la adicción al alcohol, y promover y generar procesos educativos-terapéuticos profundos que propicien un desarrollo personal que favorezca no sólo recursos para superar la adicción, sino mejoras vitales en aspectos biopsicosociales.

Este proyecto de Cáritas Diocesana de Canarias cuenta con un Servicio de Acogida y un Servicio de Seguimiento, que se encuentran en los Servicios Generales de la institución, y con una Unidad Residencial de Atención a las Drogodependencias (U.R.A.D.), ubicada en el Valle de Agaete.

Ocio sano entre las personas que forman parte del proyecto

Entre todas las acciones e iniciativas del proyecto, destaca una pequeña pero importante actividad, enfocada a promover el ocio sano entre las personas que forman parte del proyecto en distintos momentos del proceso. Esta actividad de ocio sano cuenta con un equipo de voluntariado que promueve salidas semanales para realizar diferentes planes y así fomentar que se compartan experiencias y sentimientos, motivación y socialización.

Puede suceder, especialmente a las personas que han sido residentes de la Unidad, que al volver a su entorno previo no encuentren nada positivo y se sientan solos y solas y sin saber qué hacer, ahora que ya han dejado el hábito del consumo. Una persona que fue residente de la U.R.A.D y, que actualmente acude a las salidas semanales, afirma que la convivencia y compartir la experiencia con otras personas enriquecen la experiencia de esta iniciativa.

“Me encanta ver a mis compañeros, con los que compartí esos 5 meses. Me sienta muy bien ver que están bien y que cumplen sus metas y poder contarles que yo cumplo las mías. Ver que seguimos por el camino adecuado me hace feliz ya que a veces no es fácil», afirma tras participar en una salida con sus antiguos compañeras y compañeros.

Otra de las personas que también ha estado en Casa Esperanza se muestra agradecida y destaca su evolución personal. “Me siento agradecido a Casa Esperanza por el tiempo que estuve en ella, supuso un gran cambio para mí, para mi vida y para mi entorno. A día de hoy, voy a la casa a motivar a las personas que allí están y transmitirles que el cambio es posible. También disfruto de las salidas semanales, tanto a las personas que vienen como a las voluntarias les doy las gracias, esas tardes es como si estuviera en familia. Estas salidas me han permitido conocer a personas que se han convertido en amigos y amigas, ya que lo que conocía antes como amigos, realmente no lo son».


«Casa Esperanza supuso un gran cambio para mí»

Más testimonios de personas que forman parte de estas salidas y han finalizado ya su proceso de deshabituación, confirman el éxito de esta iniciativa impulsada por el voluntariado: “Las salidas semanales previas a mi entrada en Casa Esperanza me ayudaron a reafirmarme en mi decisión, tenía miedo e incertidumbre, pero sabía que era la decisión correcta. Estas salidas hacen que salga de mi ‘cueva’. Conocí a personas que a día de hoy son amigos y amigas. Siento que a todas las personas que estamos aquí nos une algo, solo nosotros y nosotras sabemos lo que hemos pasado y lo que nos ha costado llegar hasta aquí. Compartimos sueños y metas que es maravilloso ver cómo se cumplen. Me pareció una increíble idea el que todas las semanas se planee una salida, esto me ha ayudado mucho a salir de mi zona de confort y romper con mi timidez. Supone un espacio de crecimiento personal. Me facilita comunicarme con el resto de compañeras y compañeros y conocer gente nueva. Salí hace un mes de Casa Esperanza. Tenía miedo e incertidumbre y estas salidas hacen que me sienta muy acogido por parte de todas las personas que vienen. En definitiva, estoy muy agradecido con Casa Esperanza y con estas salidas semanales, ya que refuerzan mis metas y me hacen sentirme cómodo en un entorno donde abunda el amor, respeto y cariño».

Por otro lado, a las personas que han dado el paso de enfrentar su problema de adicción y se plantean entrar próximamente en Casa Esperanza, estas salidas les sirve para motivarse y ver que una vida mejor es posible. Sin lugar a dudas, sus compañeros y compañeras que ya han finalizado su estancia en la casa y que continúan el seguimiento exitosamente o incluso ya han recibido el alta, se convierten en un referente y un grandísimo apoyo. Otro aspecto muy importante a destacar en este acompañamiento es que sólo se hace posible gracias al equipo de voluntariado, motivado y de gran humanidad.

«Nos habíamos convertido en un grupo de amigos»

Dos de las personas voluntarias que forman parte de este proyecto expresan que esta actividad genera fuertes vínculos de confianza y amistad. «Cuando nos dimos cuenta, nos habíamos convertido en un grupo de amigos. Creando entre todos y todas un lugar seguro, acogedor, familiar, donde se ofrece cariño, comprensión y esperanza a cada miembro que forma parte del mismo. Este proyecto ha supuesto un antes y un después para nosotras, permitiéndonos crecer a nivel personal y convirtiéndonos por tanto en una mejor versión de nosotras mismas. Nos sentimos tremendamente orgullosas de ser parte de este proyecto y de las personas que lo hacen posible, ya que está repleto de grandísimos profesionales que aportan no sólo sus conocimientos sino también su humanidad a toda persona que llega a este proyecto y toca la puerta en busca de ayuda. Nos gustaría animar a la sociedad a que den el paso de realizar un voluntariado en este proyecto o en cualquier otro, os aseguramos que será una experiencia realmente gratificante e inolvidable.

Las personas que forman parte del Proyecto Esperanza de Cáritas Diocesana de Canarias, resumen esta actividad y la misión y valores que se comparten en Casa Esperanza con la siguiente frase: ”Mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

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