Asamblea Diocesana 2023 de Cáritas

El voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias afrontó en estos últimos cuatro años uno de los mayores retos de su historia al tener que atender a un 67% más de personas

  • Cáritas Diocesana de Canarias cuenta con 1.081 personas voluntarias que se reunieron el pasado fin de semana para analizar el trabajo de los últimos cuatro años y establecer los retos del futuro de la institución.
  • El voluntariado expresa ante la sociedad canaria su irrenunciable compromiso de servir a los más vulnerables, y a detectar y denunciar la injusticia y la vulneración de derechos.

El voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias, reunido en Asamblea este fin de semana, analizó los últimos cuatro años de trabajo realizados por la institución en la provincia de Las Palmas, marcados por importantes hitos sociales, como la pandemia, la crisis económica posterior, la crisis migratoria o la de inflación, que afectó gravemente a la sociedad canaria y ahondó en la brecha de pobreza heredada. El voluntariado de Cáritas afrontó en estos últimos cuatro años uno de los mayores retos de su historia al tener que atender a un 67% más de personas e incrementar los servicios y los recursos disponibles.

Forman parte del voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias 1.081 personas voluntarias, que son el motor de la institución y que se distribuyen en todas las Cáritas parroquiales y proyectos en las islas de Gran Canaria, La Graciosa, Lanzarote y Fuerteventura. El voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias ha crecido exponencialmente en los últimos años con la incorporación de jóvenes que canalizan su compromiso creyente con los más vulnerables a través del trabajo de la institución diocesana. En el año 2013 formaban parte de Cáritas Diocesana de Canarias 653 personas voluntarias mientras que en 2023 han sido 1081, lo supone un incremento del 65%.

Estos últimos cuatro años de trabajo del voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias han estado marcados por un extraordinario aumento de las personas atendidas por la institución que condujo a triplicar los esfuerzos, tanto humanos como económicos, para atender una realidad social en la que se dispararon todos los indicadores de exclusión y pobreza, con una importante merma del bienestar de los ciudadanos, de los recursos de supervivencia, de salud en general y, especialmente, de la salud mental, de sus derechos y libertades.

Este escenario de crisis ha generado un aumento de la exclusión social severa, en la que se acumulan las dificultades y se da un alejamiento del espacio central de la sociedad, mientras que los factores clásicos de integración están perdiendo eficacia, de tal forma que, ni el acceso al empleo ni el acceso a una renta a través de una prestación social, garantizan la integración social plena. En el comunicado final de la Asamblea del Voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias se insiste en que “las crisis siempre se ceban con los más desfavorecidos, nunca vienen solas, y sus coletazos acaban con las esperanzas y las ilusiones de las personas que no logran salir adelante”.

El análisis de este contexto social, realizado por la Secretaria General de Cáritas Diocesana de Canarias, Caya Suárez, advierte que la sociedad ha asistido a “la mayor crisis económica y social en tiempos de paz” que repercutió intensamente en la institución diocesana y en su voluntariado. Es preciso tener en cuenta que el voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias atendió a 45.331 personas en 2020 y a 53.186 en 2021 y que en 2022 se atendieron a 28.438 personas, un 19% más que en 2019.  En términos globales, durante el peor año de la crisis, el voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias atendió al 12% de la población de la provincia de Las Palmas en riesgo de pobreza y exclusión social.

Esta grave situación, analizada en su Asamblea por el voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias, se vio agravada durante la pandemia y post pandemia por el cierre de las Administraciones Públicas y la digitalización de todos sus servicios, lo que puso de manifiesto la brecha digital, mucho más profunda en las personas con menos recursos, que no sólo no disponen de medios tecnológicos y conexión, sino de conocimientos para realizar gestiones de este tipo. En esta crisis, Cáritas Diocesana de Canarias constató, según el informe realizado por su Secretaria General, la enorme desprotección de las personas en situación de vulnerabilidad: mayores, personas sin hogar, familias, mujeres en situación de prostitución que no disponían medios telemáticos, ni tecnología ni conocimientos para acceder a sus derechos.

El voluntariado de Cáritas Diocesana de Canarias constata también en su análisis de la realidad social que, una vez superada la crisis provocada por la pandemia, esta ha dejado una huella más profunda en la pobreza y la exclusión social que se ha agravado entre las personas que no han logrado superar su situación a pesar de la recuperación económica. En palabras de su Secretaria General: “La pobreza en las islas se ha intensificado y cronificado en el último período debido a las sucesivas crisis, agravada esta situación por el aumento generalizado de los precios y el coste de la vida”.

Esta crisis supuso para el voluntariado de Cáritas un reto sin precedentes. Se originó la necesidad de buscar nuevas formas de acompañar y atender a las miles de personas que acudieron a las parroquias y a los servicios generales en busca de ayuda.

Ante esta realidad social, Cáritas Diocesana de Canarias, en su Asamblea Diocesana celebrada en Las Palmas de Gran Canaria el pasado día 4 de noviembre de 2023, manifiesta ante la sociedad canaria su irrenunciable compromiso evangélico de servir a los más desfavorecidos de nuestra sociedad, especialmente a los más pobres, y a detectar y denunciar, de forma profética, la injusticia y la vulneración de derechos, cada vez más disfrazados de palabras grandilocuentes, promesas de postín y libertades vacuas, en una sociedad que genera, sin compasión alguna, exclusión y pobreza.  

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