En el Día de la Paz, Cáritas recuerda a las personas que viven en regiones del mundo donde la violencia es cotidiana.
Por Agustín Gutiérrez Seller. Área de Cooperación Internacional de Caritas Española .
Osman y Osvaldo Manuel, son nombres de ciudadanos de Siria y de El Salvador. Serían biografías que no resaltan mucho más que las nuestras, pero en este caso sí. Ambos viven en países donde la paz es algo frágil, donde la violencia anida y donde la sensación de seguridad es más que precaria; donde el bienestar es algo que quizás se recuerda, pero no se vive.
La paz retrocede
Ambos viven en tránsito en regiones que vuelven a poner de manifiesto, en este 21 de septiembre, Día de la Paz, los retrocesos y brechas abiertas que la paz sigue registrando, y en especial en sus vidas.
En sus zonas, los conflictos violentos o la inestabilidad política adquieren un carácter transnacional (Oriente Medio y Corredor Centroamericano). La violencia sistémica forma parte de su panorama y pan suyo de cada día. No es extraño puesto que Siria sigue estando en el pódium de países menos pacíficos del mundo por quinto año consecutivo.
Según el Informe Global Peace Index 2023, este es el décimo tercer año seguido (de los quince que llevan estudiando el panorama internacional) en el que las condiciones de paz se deterioran aún más.
Desde una perspectiva de PIB, los costos de la violencia detraen a cada persona de su bienestar y de sus políticas de derechos básicos, 2.200 euros al año; un 6 por ciento más que el año 2022. Hay 46 países cuyos ciudadanos en su PIB per cápita anual empieza ya con saldo negativo cada año. Osvaldo y Osman entre ellos.
Corrupción y debilidad de lo público
El deterioro de la paz significa una debilidad de las instituciones políticas, jurídicas, una corrupción que anidó hace ya tiempo; desigualdades en el acceso al poder, formación, promoción, a la toma de decisiones, o en la gestión y uso de recursos naturales. Contextos regionales casi enteros donde la exclusión social es permanente, y la violencia se normaliza como mecanismo de resolución de conflictos de alta o baja intensidad, pero que produce el mismo dolor y muerte.
Como se ve en multitud de casos, no existe una sola causa detrás de la no paz, de la violencia, sino varias de carácter coyuntural y/o estructural, que se mezclan de manera diversa, nunca aleatoria. Causas institucional-político, socioeconómicas y de recursos medioambientales.
Cáritas por la paz
Nuestra acción como Cáritas, si bien prioriza la atención a víctimas, también se enfoca en una construcción tanto de mecanismos de solución de conflictos, como diseño de políticas en favor de una prevención de la violencia. Mecanismos que ayuden con otros actores involucrados en fortalecer el rol y liderazgo de las instituciones para que velen y garanticen derechos; la igualdad de todas las personas; su participación en la vida y gestión de la comunidad, desde una perspectiva de igualdad de las personas.
El apoyo que reciben tanto Osman como Osvaldo Manuel, entre otros muchos, de las Cáritas en terreno prioriza la atención a sus necesidades básicas en clave humanitaria: agua, comida, asesoramiento jurídico, acompañamiento psicológico…
De fondo, en un ámbito de actuación más complejo y con otro tiempo, se trabaja en:
- Tratar de establecer mecanismos que ayuden a hacer accesible y entendible la paz en clave de prevención, resolución de conflictos, reconciliación; mediante formación y talleres donde participan diferentes agentes locales.
- Programas e iniciativas que favorezcan la reinserción o integración de excombatientes, como en el caso colombiano
- Fortalecer la participación ciudadana en mecanismos de control, rendición de cuentas, fortalecimiento de democracia– libertades y derechos cívicos de asociación, reunión y manifestación y expresión.
- Hacer incidencia en las políticas públicas que garanticen una protección de los derechos humanos y su aplicación a nivel nacional.
Foto: Cáritas Siria
