La secretaria general, Caya Suárez, admite serias dificultades para cubrir los coste con el aumento de la demanda de ayudas
El riesgo de exclusión social de familias canarias por no poder hacer frente a las facturas de la luz, el agua o el combustible o la subida del precio de los alimentos, ha aumentado de forma considerable en los primeros seis meses del año como consecuencia aún de los efectos de la pandemia de la Covid-19 y la invasión de Rusia a Ucrania.
Estas circunstancias dificultan la labor de Cáritas Diocesana de Canarias a la hora de gestionar sus recursos para atender no solo a las personas a la que ya prestaba ayuda, sino a la población que ahora está en riesgo de exclusión por la nueva coyuntura social y económica.
Cáritas Diocesana de Canarias constata así que el aumento de los precios en productos de primera necesidad o en los suministros está golpeando a las personas con menos recursos en las islas, lo que ha provocado que crezca la demanda de ayudas y los gastos de la institución en los últimos meses. Así lo afirma su secretaria general, Caya Suárez, reconociendo “serias dificultades” para hacer frente tanto al aumento de la demanda de la población como para da respuesta a la crisis con los mismos recursos.
“Tanto para las personas que atendemos como en gastos para Cáritas Diocesana de Canarias, los costes han aumentado en más de un 50% y, en algunos casos concretos, hasta en un 75% más. Además de una mayor demanda de ayuda por parte de las personas que vienen a Cáritas, estamos teniendo serios problemas para dar la misma cobertura en todos los servicios por el incremento de los precios”, afirma Suárez.
Las consecuencias directas de la pobreza energética afectan en primer lugar a la salud de las personas. Vivir en una casa con temperaturas bajas o con humedades de forma prolongada está relacionado con el desarrollo de enfermedades físicas y mentales, que perjudican especialmente a bebés, adolescentes y personas mayores. También existen otras consecuencias indirectas relacionadas con aspectos sociales como el absentismo laboral, el bienestar o el rendimiento educativo de los más pequeños. Esta situación lleva a un incremento de solicitudes en las instituciones del tercer sector como Cáritas, que al aumento de la demanda también ha notado un incremento de los costes.
“El aumento de precios está dificultando la adquisición de alimentos, pero también nos afecta la subida de la luz, el agua, el gas o el combustible para los desplazamientos. Como consecuencia de esto, ha aumentado la demanda de ayuda de las familias y los más vulnerables, y por otro lado, las dificultades para dar respuesta desde Cáritas con los mismos recursos que antes”, admite Caya Suárez.
Cáritas Diocesana de Canarias ha visto cómo han subido los costes de todos sus áreas y servicios. No solo de alimentación y comedor, también en productos de desinfección o de lavandería para limpiar las instalaciones o la ropa de todas las personas que se alojan en los diferentes dispositivos en la provincia de Las Palmas. “Eso ha supuesto un aumento muy importante de los costes para mantener todos los servicios que ofrece Cáritas Diocesana de Canarias, tanto en la compra de productos como en el gasto de la energía para poner en funcionamiento todos los servicios. Por ello estamos teniendo serias dificultades para hacer frente a estos costes por el aumento de los precios y seguir atendiendo al mismo número de personas que veníamos atendiendo”, sentencia la secretaria general.
Aumento de gastos diarios en todas las áreas
Cáritas española estima que, sin tener en cuenta el aumento de peticiones, solo para apoyar a la misma cantidad de gente que el año pasado deberán emplear al menos un 10% más de recursos. Una cifra que puede incrementarse de forma considerable en los próximos meses por la situación de las familias canarias. Son especialmente vulnerables los hogares con niños.
“El consumo, y por tanto los costes, han ido aumentando en los últimos meses porque los servicios que damos desde Cáritas Diocesana de Canarias funcionan todo el día. Tanto en el comedor como el servicio de lavandería están en funcionamiento durante toda la jornada. Por ejemplo, en este centro de baja exigencia de Escaleritas podemos poner una media de más de 20 lavadoras al día”, asevera Caya Suárez, que describe la importancia que supone atender a la demanda en todos los dispositivos que tiene la organización y que, debido a la crisis energética por la inflación, corren serio peligro.
“En un centro de baja exigencia se trabaja con personas en situación de exclusión severa o de situación de sin hogar. El centro de Escaleritas, por ejemplo, tiene unas 20 plazas y dos son de emergencia para personas que no tienen una alternativa alojativa y que sufren un deterioro físico o mental. Nosotros les ofrecemos el descanso y poder llevar el control del tratamiento médico para que puedan coger fuerzas y empezar un proceso de promoción y búsqueda activa de empleo. Sin embargo, la subida de los precios en los últimos meses afecta directamente en las personas alojadas en este centro”, advierte la secretaria general, que afirma que las circunstancias de estas personas han empeorado con el aumento del coste de la vida. “Si las personas a las que atendemos antes podían permitirse mediante ayudas o un trabajo temporal y precario una salida rápida del centro y tener una autonomía; la subida de precios ha provocado que sea más difícil para ellos tener una salida porque no pueden asumir el aumento de los costes de los productos básicos o el alquiler y tienen que permanecer más en este centro”.
La solución, en manos de las administraciones y el sector privado
Ante una situación social complicada que puede aumentar en los próximos meses con la precarización del empleo y el aumento del coste de la vida, solo cabe una respuesta contundente y mancomunada entre las administraciones públicas y las empresas privadas a juicio de la secretaria general de Cáritas Diocesana de Canarias. “La solución pasa por un control de los precios de los productos básicos para las familias. Del precio de la luz, el agua, la alimentación. Y al mismo tiempo, un mayor apoyo al tercer sector para seguir atendiendo a toda la población que realmente lo está necesitando. Si realmente no podemos cubrir esos costes, vamos a seguir teniendo muchas dificultades para cubrir todos los servicios que estamos dando a los más vulnerables”, concluye Caya Suárez.
Última actualización: 27 de septiembre de 2022