*Por José Domínguez Pérez. Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias
– Parece que el NIÑO va a nacer… ¿Dónde? ¿Para quién? ¿A quién se va a parecer, al Padre, a María, a cualquiera que se asome a verlo…? ¿Qué será de este pequeño cuando se haga grande? ¿Nos hará felices o nos hará la «pascua»…? ¿Contará conmigo? ¿Para qué? Después de Él, ¿quedarán las cosas mejor?
– Por lo que lo voy conociendo en más de dos mil años el avance es lento, pero seguro. A mí me ha dado muchas luces, mucho cariño. No me presiona y sigue confiándome tareas que me hacen feliz, aunque con su sello de sangre en el alma. Su Corazón abierto en su momento final es toda una señal.¡Eso! Te pido señales para no perder EL CAMINO, para gozar de que verdaderamente estás conmigo y en mí.
– Sé que Tú deseas lo mejor para todos.
– Me uno a tus deseos, a tus sueños para también poder anunciar a tus amigos y a mis amigos que va siendo FELIZ TU NACIMIENTO.
– Gracias.
