Nuevo centro para personas sin hogar

Cáritas Diocesana de Canarias y el Área de Cohesión Social del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria han puesto en marcha un nuevo centro de baja exigencia para personas sin hogar en la capital grancanaria. Este proyecto, ubicado en la calle Padre Anchieta (en el barrio de Escaleritas) surge como respuesta a la necesidad de contar con espacios para el alojamiento nocturno y la cobertura de necesidades básicas a personas que normalmente pasan la noche en la calle y que por sus circunstancias personales no pueden acceder (en ese momento) a otros recursos para personas en situación de sin hogar.

Este proyecto ofrece un espacio adecuado para el descanso nocturno, además de otros servicios como el de duchas, cena ligera, consigna, servicio de lavandería y la atención de un monitor educativo. Cuenta con 6 plazas para mujeres y 14 para hombres: 20 plazas alojativas en total. Las personas podrán permanecer en el servicio desde las 20:00h. de la noche hasta las 8:00h. de la mañana.

Al ser un recurso nocturno, la atención diurna y el acompañamiento psico- socio- educativo se realizaría a través del Centro de Día de Cáritas Diocesana de Canarias, tal y como hasta ahora se ha venido realizando la atención a las personas en situación de sin hogar.

C.C.D. tiene 41 años y es natural de Asturias, aunque lleva 24 años viviendo en Las Palmas de Gran Canaria. Él fue una de las primeras personas en pasar la noche en el Centro de Baja Exigencia. «Tener un techo, poder dormir y descansar… No se trata solo de un descanso físico, también descansas la mente. Cuando uno se quiere poner metas y sacar su vida adelante, necesita estar descansado, no estar tirado en la calle o en un cajero. Hoy estoy descansado y  tengo ganas de hacer cosas. Me encuentro animado. Después de trece meses durmiendo en la calle, dormir en una cama, se nota… Te cambia la actitud».

G.M. (38 años) es colombiano y llegó a Las Palmas hace 25 años. Él también pasó la noche en el centro en su primera jornada de apertura. «Ha sido una primera noche muy tranquila. Me pareció muy buena idea abrir un centro al que uno pueda llegar y tener su cama, su ducha, comer un bocadillo… Incluso podemos ver la tele un rato antes de irnos a descansar», afirma. «La calle solo es incomodidad. Uno está siempre alerta. Si tienes un mal día, pasas una mala noche, no se descansa y no te recuperas para el día siguiente. Ir a dormir con miedo te crea una inestabilidad en tu vida que te va comiendo por dentro. Yo me he levantado esta mañana y siento que vuelvo a ser yo, descansado, libre de estrés. Esa tranquilidad no tiene precio».

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