Retiro Diocesano 2019. Claves espirituales para la denuncia profética

El pasado sábado 16 de febrero,  más de un centenar de agentes de Cáritas acudieron como cada año al Retiro Diocesano. Este año,  en sintonía con el Plan Estratégico y en consonancia con la asamblea Diocesana,  la jornada de retiro giró en torno a la reflexión y el discernimiento sobre las claves espirituales para una denuncia profética.

Darío Mollá, Jesuita y Teólogo de Alcoy, Alicante, nos acompañó en la reflexión a través de tres caminos por donde avanza la Denuncia Profética: 

1. Fundamentos, ¿de dónde brota una denuncia evangélica?

2. Actitudes, ¿Qué actitudes conlleva?

3. El Estilo, ¿Cuál es el estilo propio de la denuncia evangélica?

 

Tomamos como punto de partida la llamada hacia la búsqueda de la Justicia Social: “Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y había uno pobre, llamado Lázaro que, echado junto a su portal y cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico…

Lucas 16, 19-21.

¿De dónde brota una denuncia evangélica?

Desde el compartir el amor del padre por sus criaturas. Del mismo modo, incondicional, misericordioso, con preferencia por los más débiles, por los más pobres. Teniendo presente la dignidad de toda persona humana. Así como nos dice la lectura de “El hijo pródigo…”, la dignidad del hijo nunca está en cuestión. Poniendo en práctica la mirada compasiva de Jesús hacia toda persona que sufre. Cómo es la mirada compasiva. Una mirada comprometida, que no se queda nunca en los efectos sino que va a las causas. Capítulo 6 del Evangelio de Marcos (multiplicación de los panes). Jesús se compadeció de ellos por las causas. Jesús es capaz de captar lo que hay detrás. “Estaban sin pastor…” Vamos al fondo de las causas. Los discípulos se quedaron en una mirada superficial “mandándolos a que busquen…” Jesús dice que hay que cuidarlos, acompañarlos. Ver más allá, ver parte de sus historias, ver sus experiencias de vida. Dejarnos llevar por el Espíritu. El Espíritu es quien nos da la valentía de mover lo que hay que activar para llegar a la denuncia, el impulso y el motor. “…donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” (2ª Corintios 3, 17). La conciencia viva es desde el Amor, la libre mirada compasiva y la fuerza del Espíritu.

¿Qué actitudes conlleva?

La Denuncia con Objetividad: Respeto a la verdad, una verdad que no exagere, que no falsee. Siempre teniendo en cuenta que los datos se pueden leer de distintas maneras. Esa objetividad va más allá de los datos y las estadísticas. Hay algo más y son las experiencias vividas, la cercanía a las personas. Con limpieza de intenciones: “Ni manipulamos, ni nos dejamos manipular”.  Esto supone un “yo no busco nada, no busco protagonismos, ni ponerme medallas”. La intención es poner de manifiesto las situaciones de injusticia desde la limpieza, la gratuidad y la honestidad. Desde la humildad: Estar al lado de los pobres, no nos tiene que poner por encima de nadie, sin ejercer juicio moral sobre alguien y afirmarnos: “Yo también tengo mis debilidades, mis límites y mis responsabilidades”. Nunca se puede obtener provecho de los pobres.

¿Qué estilo es propio de la denuncia evangélica?

La Coherencia entre el testimonio personal y el modo de vida, respetuoso con todas las personas y con el medio ambiente. Coherencia entre lo que decimos y hacemos.  La propuesta de caminos y soluciones. No basta simplemente con crear mala conciencia, hay que invitar a la gente al discernimiento, un discernimiento que invite a comprometerse. La denuncia nunca olvida la Esperanza. Muy sensibles con el sufrimiento, pero capaces de transmitir la esperanza. Que abramos caminos y eduquemos para la justicia. ¿Qué caminos hay?

Después de la exposición de Darío Mollá, hubo un pequeño espacio para trabajar en grupos de reflexión y discernimiento, que concluyó en un diálogo abierto, donde los agentes aportaron ideas:

¿Cómo miramos? Una mirada sin juzgar. La dignidad de las personas. Presentar soluciones y acciones comunes. Coherencia a la Luz del Evangelio. Evitar la Caridad Vertical. Fijarnos en las causas estructurales, cuidar los informes. Dimensión integral de la persona. No parchear. Dimensión humana, encontrarnos con las personas. Captar las potencialidades, las posibilidades de las personas. El desafío común: Que toda la iglesia haga un ejercicio de discernimiento. Ejercicio de consciencia crítica. Muchas veces nosotros mismos no ponemos a la persona en el centro, debemos ir más allá de lo material. Acompañar, salir de donde estamos, acompañando nos transformamos a nosotros mismos. La escucha. Saber ponerse en el lugar de las personas. ¿Cuál es el problema verdaderamente? Preguntarse qué recursos tenemos, cómo salir a hacer denuncia. No denunciamos para hacer daño a alguien, es para que las situaciones de injusticia se solucionen. A veces, la denuncia la dejamos en lo externo y hay que ir también a lo interno.

¿Cómo hacemos denuncia y a través de qué? ¿Dónde? Donde sea más eficaz en la sociedad y donde se haga menos daño. Se trata de ver dónde se puede solucionar mejor. Decirlo con Caridad a quién lo pueda solucionar. Abrir los ojos al que causa sufrimiento, desde la mirada de Jesús. Sería conveniente un ejercicio conjunto de discernimiento y marcar los criterios de actuación. Tener una base objetiva para un plan de denuncia. Un discernimiento compartido y acompañado. Un Trabajo en red, creando alianzas con otros que también detectan y acompañan esa realidad de injusticia. Sensibilizar a otros. La denuncia viene de más gente y más grupos. “Cáritas también es hacer política”, ser parte de los movimientos populares.

A mediodía compartimos un almuerzo en la Casa Pastoral y, por último, vivimos conjuntamente una Eucaristía presidida por nuestro Delegado Episcopal D. José Domínguez. Fue un momento para reafirmar y celebrar desde la fe las ideas fundamentales de la mañana vinculadas con nuestra misión. Este momento de celebración cerró una jornada de interiorización y discernimiento que nos anima a seguir visibilizando las realidades de injusticia y acompañar a las personas a conocer sus derechos apostando búsqueda de cauces ante situaciones de vulneración.

Agradecemos a todas las personas que asistieron, su presencia y sus aportaciones, así como a Darío Mollá por acompañarnos e iluminarnos en este espacio de reflexión evangélica.

Agradecimientos especiales al ISTIC y al Centro Pastoral por facilitarnos siempre los aspectos logísticos e instalaciones.

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