Villancico junto al pesebre de Jesús desde el Vaticano

Por D. José Domínguez Pérez, Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias.

El documento final del Sínodo de los Jóvenes es un villancico que la Sagrada Familia canta a nuestra Iglesia para señalar el Camino que conduce a la casa de la FRATERNIDAD, anunciada con Dichos y Hechos por Jesús, El Salvador.

ES LA NAVIDAD 2018.

Así, desde el Pesebre de la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano o desde la misma Basílica, repleta de juventud en sinodalidad. Juventud acumulada, claro… De la otra muchísimo menos. Desde allí el NIÑO quiere irradiar al mundo entero los tenues rayos de su estrella de Belén y el murmullo de los ángeles cantando: ¡Felices los pobres, los mansos, los que lloran, los hambrientos, los misericordiosos, los limpios, los pacíficos, los perseguidos…!  ¡Esta es la Salvación que ha llegado y que ha encendido nuestros faroles con energías limpias!

El Espíritu Santo en el Sínodo de Jóvenes, prendió su fuego.

Toda la Iglesia quiere escuchar los retos de la cultura juvenil, expresados en el documento final del “Sínodo de Jóvenes” (27/10/18. I Parte, cap. IV):

  • Nuestro  lenguaje, dicen los jóvenes, es la imagen con sus sensaciones  y  emociones. (nº 45)
  • Nuestra prioridad son las obras. (nº 45)
  • Nuestras relaciones, la amistad y la pertenencia a grupos de iguales cercanos o lejanos a través de las redes sociales. (nº 45)
  • Queremos ser portadores  espontáneos de la diversidad  y del diálogo entre culturas y religiones; pioneros del encuentro y la inclusión. (nº 45)
  • Queremos comprometernos en lo social, en lo ciudadano, en lo solidario en en cara a cara con los pobres y seguir sensibilizándonos en todas las cuestiones ecológicas, en la sostenibilidad y el compromiso político con decisión y coherencia empeñándonos en la promoción de la justicia. (nº 46)
  • Valoramos la expresión artística y musical en todas sus formas, como camino de  belleza, de  verdad, de bondad, de reconciliación, que acuñan emociones nuevas.
  • Queremos  practicar el deporte sin discriminación, con todo su potencial educativo, liberándolo de la esclavitud comercial y de la ideología del éxito. (nº 47)
  • Nuestro  interés por lo religioso a veces suena a un cierto sincretismo, pero lo que en el fondo  buscamos es el sentido de la vida y el bienestar psicológico. (nº 48 y 49).
  • La persona  de Jesús la vivimos con intensidad desigual; desde reconocerle íntimamente como Salvador e Hijo de Dios en una relación personal  hasta considerarle sólo como una figura interesante del pasado. (nº 50)
  • Disfrutamos de celebraciones litúrgicas frescas, alegres y auténticas. Es el principal recurso de la identidad cristiana y momento privilegiado de la  experiencia de Dios; expresión de nuestra pertenencia  a la comunidad eclesial y de nuestra participación en su misión hoy. (nº 51)
  • Pretendemos estar presentes en la sociedad y en la política con todos nuestros talentos y habilidades, asumiendo responsabilidades frente a tantas incoherencias y contradicciones sociales. (nº 52)
  • Un número considerable de jóvenes lamentamos que la Iglesia haya dejado de ser un referente positivo para nuestra vida  por  sus escándalos. (nº 53)
  • Otros nos sentimos protagonistas e implicados en muchas actividades eclesiales de catequesis, liturgia, servicio a los pobres, a pesar de  chocar con autoritarismos y desconfianzas de adultos y pastores. (nº 54)
  • Necesitamos un mayor reconocimiento y valoración de las mujeres por razones teológicas y antropológicas, reconociendo que la mujer tiene un  papel insustituible en las comunidades cristianas. (nº 55)
  • Las Nuevas Asociaciones y los Nuevos Movimientos eclesiales nos resultan atrayentes por su entusiasmo por la Nueva  Evangelización y por su claro testimonio de vida y capacidad de establecer  vínculos de amistad. (nº 56)
  • Nos comprometemos a madurar como  Iglesia, que  brille por su autenticidad, ejemplaridad, competencia, corresponsabilidad y solidez cultural.
  • Buscamos  un compromiso personal con una comunidad fraterna, acogedora, alegre y proféticamente implicada en la lucha contra la injusticia social. (nº 57).

El profeta Isaías, nos sorprende cuando observa que “el buey conoce a su amo y el asno el pesebre de su dueño» ¡Ojalá, decimos nosotros, que sepamos reconocer la voz del Espíritu Santo, que se ha hecho oír en este Sínodo de los Jóvenes!

Desde el pesebre en el Vaticano con cariño: ¡FELIZ NAVIDAD!

José Domínguez Pérez, Párroco y Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias.

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