«Este pobre gritó y el señor lo escuchó» II Jornada Mundial de los Pobres

Extracto del mensaje del Papa Francisco para la II Jornada Mundial de los Pobres, a cargo de D. José Domínguez Pérez, Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias.

SALMO 34,7: “ESTE POBRE GRITÓ Y EL SEÑOR LO ESCUCHÓ.”

“Marginación, tristeza, soledad y exclusión”…; “atropellados en su dignidad, perseguidos en nombre de una falsa justicia, oprimidos por políticas indignas de este nombre y atemorizados por la violencia”…Aún así saben que en Dios tienen a su Salvador”…

GRITAR. RESPONDER. LIBERAR.

Son los tres verbos con los que el salmo caracteriza la actitud del pobre y su relación con Dios.

GRITAR:

“La condición de  pobreza no se agota en una palabra, sino que se transforma en un grito que atraviesa los cielos y llega hasta Dios”…

“¿Qué expresa el grito del pobre si no es su sufrimiento y soledad, su desilusión y esperanza?”…

“¿Cómo es que este grito, que sube hasta la presencia de Dios, no alcanza a llegar a nuestros oídos, dejándonos indiferentes e impasibles?”…

“En una Jornada como ésta, estamos llamados a hacer un serio examen de conciencia para darnos cuenta si realmente hemos sido capaces de escuchar a los pobres”…

RESPONDER:

“La respuesta de Dios al pobre es siempre una intervención de salvación para curar las heridas del alma y del cuerpo, para restituir justicia y para ayudar a retomar la vida con dignidad”…

“La respuesta de Dios es también una invitación a que todo el que cree en Él obre de la misma manera dentro de los límites de lo humano”…

“La Jornada Mundial de los Pobres pretende ser una pequeña respuesta que la Iglesia entera, extendida por el mundo, dirige a los pobres de todo tipo y de toda región para que no piensen que su grito se ha perdido en el vacío” …

“Probablemente es como una gota de agua en el desierto de la pobreza; y sin embargo puede ser un signo de compartir de cuantos pasan necesidad, que hace sentir la presencia activa de un hermano o una hermana”…

“Los pobres no necesitan un acto de delegación, sino del compromiso personal de aquellos que escuchan su clamor”.

LIBERAR:

“El pobre de la Biblia vive con la certeza de que Dios interviene en su favor para restituirle dignidad”.

“La pobreza no es buscada, sino creada por el egoísmo, el orgullo, la avaricia y la injusticia”…

“Las cadenas de la pobreza se rompen gracias a la potencia de la intervención de Dios”…

“La salvación de Dios toma la forma de una mano tendida hacia el pobre, que ofrece acogida, protege y hace posible experimentar la amistad de la cual se tiene necesidad. Es a partir de esta cercanía, concreta y tangible que comienza un genuino itinerario de liberación”…

“Me conmueve saber que muchos pobres se han identificado con Bartimeo, del cual habla el Evangelista Marcos (10, 46-52). El ciego Bartimeo estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna y habiendo escuchado que pasaba Jesús empezó a gritar y a invocar al Hijo de David para que tuviera piedad de Él. Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más fuerte. El Hijo de Dios escuchó su grito: ¿Qué quieres que haga por ti?: El ciego le contestó: «Rabbuni», que recobra la vista. Esta página del Evangelio hace visible lo que el Salmo anunciaba como promesa. Bartimeo es un pobre que se encuentra privado de capacidades básicas, como son la de ver y trabajar. ¡Cuántas sendas conducen también hoy a forma de precariedad! La falta de medios básicos de subsistencia, la marginación cuando ya no se goza de la plena capacidad laboral, las diversas formas de esclavitud social, a pesar de los progresos realizados por la humanidad… Como Bartimeo, ¡cuántos pobres están hoy al borde del camino, en busca de un sentido para su condición! ¡Cuántos se cuestionan sobre el porqué tuvieron que tocar el fondo de este abismo y sobre el modo de salir de él! Esperan que alguien se les acerque y les diga, ánimo, levántate que te llama”…

“Lastimosamente a menudo se constata que, por el contrario, las voces que se escuchan son las del reproche y las que invita a callar y a sufrir. Son voces destempladas, con frecuencia determinadas por una fobia hacia los pobres, considerado no solo como personas indigentes, sino también como gente portadora de inseguridad, de inestabilidad, de desorden para las rutinas cotidianas, y, por lo tanto, merecedores de rechazo y apartamiento…  del Señor Jesús quien no los rechaza, sino que los llama así y los consuela”…

“En muchas Diócesis, el año pasado, enriqueció la celebración de la I Jornada Mundial de los Pobres, con el calor de una casa, la alegría de una comida festiva y la solidaridad de quienes quisieron compartir la mesa de manera simple y fraterna.”…

“Quisiera que también este año y en el futuro fuera celebrada bajo el signo de la alegría por redescubrir el valor de estar juntos, orar juntos y compartir la comida el día domingo”…

“Invito a los hermanos Obispos, a los Sacerdotes y en particular a los Diáconos, a quienes se les impuso las manos para el servicio de los pobres (Hch 6, 1-7), junto con las personas consagradas y con tantos laicos y laicas que hay en las Parroquias, en las Asociaciones y en los Movimientos, hacen tangible la respuesta de la Iglesia al grito de los pobres, a que vivan esta Jornada Mundial como un momento privilegiado de nueva Evangelización. Los pobres nos evangelizan, ayudándonos a descubrir cada día la belleza del Evangelio. No echemos en saco roto esta oportunidad de gracia. Sintámonos todos, en este día, deudores con ellos, para que tendiendo recíprocamente las manos, uno hacia otro, se realice el encuentro salvífico que sostiene la fe, hace activa la caridad y permite que la esperanza prosiga segura en el camino hacia el Señor que viene”.

Papa Francisco, 13 de junio de 2018.

 

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