Retiro Diocesano: encuentro para la reflexión y la oración

Un año más, Cáritas Diocesana de Canarias ha celebrado su tradicional Retiro Diocesano, un espacio pensado para el encuentro con el Señor a través de la reflexión y la oración. Para este Retiro, hemos compartido el lema del Plan Pastoral Diocesano: Jesús y su evangelio nos cambia, nos reúne y nos envía.

Unas 180 personas se dieron cita en el Aula Magna del ISTIC el pasado sábado 11 de febrero, para compartir una reflexión sobre la calidad de la tarea que realizamos en nuestras comunidades de acogida. Fue un momento para hacer una parada en el camino y revisar de qué manera estamos presentes, así como buscar las claves para mejorar nuestra dimensión comunitaria y misionera. Nuestro voluntariado es el pilar fundamental de nuestra tarea como la acción social de la Iglesia y en esta ocasión contamos con la presencia de representantes de casi todos los arciprestazgos de la Diócesis.



Este espacio estuvo dinamizado por José Ramón Mendiola Vergne, sacerdote de la Comunidad Adsis y de la Parroquia San Antonio de Padua del Polvorín y por algunos técnicos de Cáritas Diocesana de Canarias. El eje central de las exposiciones fue la Comunidad y la necesidad de trabajar en equipo para volver a Jesús,  salir al envío y ser testimonio en la comunidad y fuera de ella.


El día transcurrió con calma y alegría, entre reflexiones grupales e individuales y los participantes coincidieron en que este tipo de espacios son fundamentales para la mejora del desarrollo de nuestra misión como Iglesia.


Uno de los momentos más especiales tuvo lugar durante el desarrollo del gesto, que consistió en la creación de un corazón gigante, donde cada participante fue aportando una palabra significativa tras su propia reflexión personal. Algunos de los mensajes que más se repitieron estaban relacionados con todo lo planteado durante el día en relación a la dimensión comunitaria de nuestra misión como Cáritas en la Iglesia y la sociedad: Comunidad Cristiana, trabajo conjunto, amor, cercanía, somos uno, confianza, esperanza, vocación, entrega a los más pobres… Luego cada uno cogía uno de estos pequeños corazones al azar, llevándose el de otra persona como regalo. La eucaristía final, desarrollada de manera participativa y compartida como comunidad, también fue un momento para el recuerdo.


Queremos agradecer a todas las personas que participaron en este Retiro Diocesano y que contribuyeron a generar el buen ambiente que vivimos el pasado sábado.

 

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