Ayer por la tarde tuvo lugar un encuentro con Josetxo García, antiguo Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias y miembro de la Comunidad ADSIS en Quito (Ecuador) donde reside actualmente. Durante este encuentro, Josetxo compartió su testimonio sobre la realidad de Ecuador y su experiencia de acompañamiento a la situación actual tras el terremoto del pasado 16 de abril.
Ese fatídico día, cuando Josetxo y los miembros de su Comunidad comenzaron a recibir las primeras noticias sobre el terremoto, se pusieron en movimiento hacia Pedernales, una de las zonas más afectadas.
El objetivo es “salir a acompañar, consolar, aliviar… no porque tengan un problema, sino porque son nuestros hermanos ecuatorianos”. Les iluminaba la parábola del Samaritano: “acercarnos a ungir aceite sobre las heridas de nuestros hermano».
El mismo día del terremoto ya había anochecido y la oscuridad tiñó cualquier esperanza, pero incluso en el momento de la penumbra estuvieron aferrados a la Fe, acompañados por Dios.
Al llegar el domingo 17, llegaba el Domingo de Pascua, y con ella llegó Luz. La Solidaridad se había encarnado en todas las personas y un despliegue de manos hermanas trabajaban para quitar escombros, para encontrar personas y para ayudarse unas a otras ante la necesidad que estaban viviendo.
En el entorno de Josetxo, se organizaron cuatro sacerdotes con jóvenes y salieron divididos en cuatro grupos desplegados por diferentes lugares. Durante la charla, se mostraron fotografías desgarradoras sobre el estado en el que había quedado todo: viviendas, edificios comunitarios, Iglesias, zonas comunes… Todo completamente desquebrajado. Algunas estructuras terminaron cayendo al poco tiempo, otras quedarían inutilizadas. A estas imágenes desconsoladoras había que sumarle el ruido ensordecedor de las excavadoras que arrastraban los escombros y el polvo que inhalaban constantemente y resecaba las gargantas. El olor a muerte se hizo presente en cada esquina y a pesar de todo esto, la gente sacaba fuerzas para organizarse, para buscar un sentido y huir de la desolación.
En momentos como los que se vivieron tras el terremoto, algunas personas cercanas a Josetxo se replanteaban su propia fe: personas tocadas por la pérdida de familiares y porque todo lo que habían construido en una vida se cayó en unos minutos.
Pero también es destacable el ímpetu de la gente que, aun habiendo vivido momentos terribles, decían con total convicción que los que habían permanecido con vida eran instrumentos de Dios llamados a acompañar, dar aliento y recomponer de alguna manera la situación.
Los gobiernos publicaron cifras de 700 personas fallecidas y unas 40 desaparecidas pero según las cifras de la población y el sentir de los habitantes se cree que sean muchos más.
Entre 25.000 y 30.000 familias han perdido sus casas, unas 500.000 personas se han visto afectadas por pérdidas de familiares, viviendas, trabajo, etc.
Durante los primeros quince días tras el desastre natural, acudieron rescatistas de 18 países, entre ellos España. Se organizaron operativos de rescate cuyo principal cometido era sacar a las personas con vidas de entre los escombros.
Josetxo nos transmitió con templanza y mucho sentimiento, que ellos fueron a Pedernales a contemplar, escuchar, hablar, oler, dar la mano, abrazar, acariciar y ayudar a las personas a que puedan expresar lo que sienten y lo que viven, porque a dos meses de lo sucedido aún viven conmocionadas ante la desgracia.
En los lugares en los que se asentaban para tender una mano habían muchas familias y sobre todo niños y niñas. Actualmente Cáritas Ecuador, ubicada en Quito, responde a las necesidades de 700 familias, unas 4.000 personas.
Ante una situación de emergencia como la vivida en Ecuador, las respuestas deben trascender el asistencialismo y eso es precisamente lo que se hace desde Cáritas Ecuador. No sólo se gestiona la respuesta ante una situación de emergencia, sino que también se prioriza buscar y garantizar la dignidad de las personas y familias que han pasado por un desastre natural como el terremoto que azotó Ecuador en abril.
Última actualización: 1 de diciembre de 2020