El huerto ecológico de Telde ya «da de comer»

El huerto ecológico que los arciprestazgos de Telde-Sur y Telde-Valsequillo tiene en marcha en la zona de San Juan, ya está dando fruto. Las familias beneficiarias ya están recolectando hasta 12 cultivos diferentes de media cada semana (unos 120 kilos), fruto de su trabajo y su esfuerzo formativo. Estos productos aportan una nueva dieta a las personas que están implicadas en el proyecto, además de favorecer especialmente el menú de quienes tienen menores de edad en casa.

 

Parte de los productos que hoy se están recogiendo, tienen su origen en la siembra que se realizó antes de Navidad. A finales y principios de año, las familias beneficiarias del Proyecto Huertos Ecológicos (PHE), comenzaron a hacer semilleros y utilizar el vivero, plantando enredaderas-trepadoras (frutales) a lo largo de toda la valla cortavientos y frutales en los lindes de las parcelas y papas en una parcela común. También empezaron a rotar cultivos dentro de las parcelas familiares.

Con todo ello van poniendo en práctica las técnicas ecológicas de cultivo e integrando la idiosincrasia de cada cultivo y del medio, puesto que los han sembrado, mantenido y hasta retirado algunos de ellos.

Las lluvias de diciembre han sido especialmente significativas, y apoyadas por el sol que ha habido después fueron suficiente para que en solo un par de semanas las hierbas adventicias conquistaran la práctica totalidad de la finca, con lo que también se ha aprendido a desbrozar, escardando en las cercanías de los cultivos.

Durante las 2 semanas de Navidad, las familias vinieron acompañadas de sus hijos e hijas para disfrutar del ambiente y la vida que va creciendo en la finca, sorprendiendo el gran cambio que los cultivos presentan de una semana a otra.

Será durante el mes de febrero cuando el segundo grupo de 15 familias beneficiarias del PHE, participarán un día más en el huerto a través de las Jornadas de Formación teórico-práctica en Agricultura Ecológica durante 3 meses. Estas jornadas persiguen establecer una base común de entendimiento y metodología del trabajo en la finca, porque cuanto se construya en ella con las manos de quienes participan, será el reflejo de la motivación, el esfuerzo y el entendimiento tejido por todas y cada una de las personas, tanto en lo individual y en lo colectivo. Además, es la oportunidad de fomentar la sensibilización ambiental y el acercamiento a esta rama profesional.

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