Día Internacional de las Personas Mayores: La experiencia en soledad

En el mundo hay cerca de 600 millones de personas que ya han superado los 60. Para el año 2050 ya serán dos millones. El mundo  envejece rápidamente y nuestros mayores desempeñarán un papel cada vez más importante a través del trabajo voluntario, transmitiendo su experiencia y conocimientos, cuidando a sus familias y con una creciente participación en la fuerza laboral remunerada. En el Día Internacional de las Personas Mayores (1 de Octubre) nos recuerdan esta realidad.

 

 

Sin embargo, las situaciones de soledad siguen amenazando su salud y bienestar. Nos lo cuenta Rosa, atendida desde el proyecto de Apoyo Familiar de Cáritas: “Para mí, el día a día es muy duro. No solo por los numerosos problemas de salud que acarreo, sino por la  soledad tan grande que siento”. Cuenta su experiencia con la voluntaria que le acompaña semanalmente la define de forma muy clara: “cuando Tere viene se me alegra el alma, ojalá pudiera venir más veces”, y añade: “ella contribuye a que me siente menos sola”.

Los agentes de Cáritas con su acción, denuncian y combaten la amenaza de la soledad en la realidad de nuestros mayores. A través de las iniciativas de apoyo familiar como los acompañamientos en el domicilio, a personas dependientes o en situación de soledad, una vez en semana y los espacios de encuentro con personas mayores y personas voluntarias de la zona, para provocar el encuentro con el otro, la sonrisa, el cariño, la estimulación y la esperanza de que nunca estamos solos, que siempre hay alguien que nos espera.  Todas estas acciones están coordinadas por las personas voluntarias de Apoyo Familiar del  Área de Familia, en zonas cómo las Rehoyas, San Lorenzo, Ciudad Alta, Gáldar y Guía, El Calero y Arucas.

En la Homilía de la misa del encuentro con Personas mayores el Papa Francisco nos anima y recuerda “la necesidad y complementariedad del encuentro intergeneracional”. En sus palabras: “Así, la Virgen María nos muestra el camino: el camino del encuentro entre jóvenes y ancianos. El futuro de un pueblo supone necesariamente este encuentro: los jóvenes dan la fuerza para hacer avanzar al pueblo, y los ancianos robustecen esta fuerza con la memoria y la sabiduría popular”.

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