María, Ana, Eva, Laura…, son mujeres que han sido víctimas de la violencia de género por parte, en teoría, de aquella persona que “las amaba más que nadie”. Un mal llamado “amor” que puede llegar a golpear, a ningunear, a insultar, a matar…. Ya son más de 20 las mujeres que han perdido la vida a lo largo de este año.
Ante cifras tan abrumadoras como las que venimos escuchando en los últimos años al respecto, se precisa con urgencia una toma de conciencia real sobre este problema, que en absoluto es único de la mujer. Somos todas y todos los implicados en las relaciones familiares y educativas, las que necesitamos entender las claves fundamentales sobre las cuales se sustenta la violencia de género, que no hace excepciones por niveles económicos ni culturales.
Además de velar por mantener y mejorar las redes de apoyo y acompañamiento a las personas que ya sufren este problema, consideramos de suma importancia promover acciones preventivas que nos permitan ir reduciendo las cifras de mujeres afectadas. Una prevención que ha de empezar desde la infancia tanto en el núcleo familiar como en el ámbito de educativo formal y no formal. Aunque para ello se necesitan adultos que sepan transmitir, con coherencia en sus acciones, los valores que subyacen en toda relación humana que se preste a ser considerada como fraterna.
Con motivo del día internacional de la lucha contra la violencia de género que se celebra el 25 de noviembre y el día internacional de la infancia que se celebra el 20 de noviembre, queremos recordar la importancia de respetar los derechos de la infancia sobretodo el derecho a ser protegido de conductas que ponen en peligro su proceso de crecimiento como personas.
Se necesitan entornos de convivencia sanos en los que las figuras adultas sean referentes que proporcionen afecto, seguridad, comprensión y responsabilidad hacia los cuidados básicos, así como que sean capaces de poner los límites necesarios intrínsecos a los procesos educativos. Desterrando la violencia tanto como método de corrección conductual como de relación interpersonal, las relaciones de dominación y las relaciones impuestas de manera forzada.
Cambiemos nuestras maneras de hacer, de sentir y de relacionarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno. Escuchemos nuestro interior que siempre tiene algo hermoso que transmitirnos, sentir sin miedo, y actuar con Amor, que es al fin y al cabo lo que necesita este mundo, lo que necesitamos cada una de las personas que formamos parte y construimos esta sociedad.
Última actualización: 26 de noviembre de 2012