La des-esperanza de la migración de jóvenes no acompañados

La sociedad y Cáritas deben preparse para acoger y acompañar a unos chicos y chicas vulnerables y en duelo.

Por David Vázquez. Equipo de Inclusión de Cáritas Diocesana de Barcelona

La migración y movilidad de chicos y chicas es la consecuencia de toda una serie de fracasos, desde el sistema escolar, de las limitaciones del sistema de formación profesional y la precariedad de la inserción laboral. Las personas que migran, de alguna forma, están plateando un reto a su Estado, a su sistema escolar que limita su movilidad, a su sistema laboral que les obliga a la precarización y al hecho de no vislumbrar ningún tipo de futuro ni horizonte. Tras la migración, siempre hay esperanza y el deseo intentar salvar a la familia. A los perfiles más aventureros, también les mueve conocer otro mundo.

Más visibles, los chicos

Se mueven chicas, pero sobre todo son más visibles los chicos, ocupando el espacio público. Las chicas se mueven en circuitos más domésticos, dentro de redes invisibles y en contexto de explotación laboral, de tráfico o de trata, en el que cuesta o es prácticamente imposible pedir ayuda.

Mientras en los países de origen parece que el sistema no les presta atención, para Europa estos niños, adolescentes y jóvenes no acompañados son migrantes incómodos, porque, entre otras cosas, sacuden y ponen en duda un sistema de seguridad que se creía perfecto en el control de sus fronteras.

Marruecos, por su posición geográfica, juega un papel geopolítico importante porque es un país emisor de migración, por él transitan ciudadanos de toda África con la intención de llegar a Europa y, al mismo tiempo, recibe europeos.

Vulnerables y en duelo

Los menores no acompañados extranjeros, antes de llegar a las costas españolas, vienen con unas historias de vida con mucha vulnerabilidad, con un duelo pendiente de elaborar y un trauma que les marcará.

Desde Cáritas acompañamos estas realidades de dolor, y al mismo tiempo, hemos sido y somos testigos de toda la riqueza que aportan cada uno de estos chicos y chicas a la sociedad.

Sociedad de acogida

Es importante preparamos como sociedad receptora y de acogida, y como profesionales y voluntariado, a partir de unos criterios claros y unas hojas de ruta bien marcadas para poder acompañar todas las áreas de atención de la manera más integral posible, empezando por garantizar una salud en todas sus dimensiones, con unos recursos y conocimientos previos adecuados, sabiendo de la mochila que cada persona lleva detrás. Ya indicaba en el 2017 el papa Francisco que los ninos (y jóvenes) constituyen el grupo más vulnerable entre los emigrantes, porque, mientras se asoman a la vida, son invisibles y no tienen voz: la precariedad los priva de documentos, ocultándolos a los ojos del mundo; la ausencia de adultos que los acompañen impide que su voz se alce y sea escuchada” (JMMR, 2017).

Grades retos

Se nos presentan, entonces, grandes retos y al mismo tiempo se nos abre un camino de esperanza que nos posibilita recalcular la ruta saliendo al encuentro de los más vulnerables, comprometiéndonos por el bien común y cultivando la solidaridad entre nuestras comunidades y en la sociedad civil en general.

Desde Cáritas, trabajamos por garantizar la integración social de estos chicos y chicas, a través también de iniciativas de sensibilización que plantean la necesidad de un cambio de mirada y mentalidad en donde la empatía por unos chicos y chicas que se juegan la vida por una vida mejor sea la clave para una oportunidad de una sociedad verdaderamente de acogida.

En esta línea, hemos publicado un documento sobre criterios y orientaciones de intervención socioeducativa con niños, niñas y jóvenes no acompañados, que os animamos a consultar. 

Por último, no olvidemos las palabras de Francisco: deseo dirigir una palabra a vosotros, que camináis al lado de los niños y jóvenes por los caminos de la emigración: ellos necesitan vuestra valiosa ayuda, y la Iglesia también os necesita y os apoya en el servicio generoso que prestáis. No os canséis de dar con audacia un buen testimonio del Evangelio, que os llama a reconocer y a acoger al Señor Jesús, presente en los más pequeños y vulnerables”. (JMMR, 2017).

Foto: F. Domouso. Cáritas Andalucía

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