30 de marzo, Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar

Desde Cáritas reivindicamos que se produzcan los avances necesarios para una verdadera equiparación de derechos de las trabajadoras del hogar, especialmente las que trabajan en régimen interno.

Cáritas tiene una amplia experiencia en la atención y mediación en el sector del empleo de hogar. Gran parte de las personas que acompañamos buscan trabajo como empleadas de hogar y, un elevado número de las ofertas que llegan a Cáritas son para trabajar en este sector. Así, 60 Cáritas Diocesanas intermedian en empleo de hogar desde sus programas de empleo. 

Este sector, muy feminizado y con un elevado porcentaje de trabajadoras migrantes, se encuentra en una situación de alta precariedad laboral, con sueldos bajos, desprotección legal y social y realizándose en gran parte dentro de la economía sumergida.

La historia de María

María trabajó durante meses sin contrato, en condiciones precarias y con un sueldo muy bajo atendiendo durante casi las 24 horas a una persona mayor con la amenaza de ser denunciada y expulsada del país. Gracias a Cáritas Diocesana de Canarias pudo regularizar su situación en las islas, traer a su hijo de Colombia y formarse para mejorar su situación laboral.

«Queda la frustración y la sensación de desamparo. La realidad de las trabajadoras del hogar inmigrantes siempre es bajo amenazas: nos dicen que no podemos hablar porque no nos van a escuchar o por estar trabajando de forma ilegal nos van a deportar. Siempre funciona así, llegamos a una casa a trabajar, ponemos la mejor disposición y parece que nos están haciendo un favor. Se aprovechan del miedo que tenemos a que nos denuncien para tenernos en condiciones precarias», manifiesta María.

La historia de Gloria 

Gloria trabajó como interna, sin contrato y con unas condiciones muy precarias. A pesar de los avances en legislación, considera que no son suficientes o dificultan la contratación de las mujeres trabajadoras de forma digna.

“Considero que se han dado muchos avances en el empleo de hogar: los salarios mínimos, los derechos de desempleo, son grandes logros, pero hay mucho aún por conseguir: el trabajo como interna no es digno, es un sacrificio humano muy grande, y ningún salario compensa los malos modos, la desconsideración, los abusos, el poco o ningún reconocimiento de la sociedad hacia nuestro trabajo. No somos conscientes de lo que aportamos cuando cuidamos de los mayores y de sus hogares, no se quieren ver nuestras necesidades como trabajadores y personas. Por eso, agradezco la oportunidad de que se cuente conmigo, de poder aportar mi voz. Somos mayoritariamente mujeres en este campo, somos personas y somos esenciales.”

La historia de Amira

Amira llegó a Canarias desde Marruecos en 2008. Reconoce que ha vivido momentos muy duros, trabajando casi sin descanso de lunes y sábado, cuidando a familias enteras sin contrato, a personas mayores o con alguna discapacidad. Ha sufrido abusos y la discriminación o el desprecio por su nacionalidad, por no hablar bien el idioma o por llevar un pañuelo. Gracias al asesoramiento y la formación de Cáritas Diocesana de Canaria ha conseguido regularizar y mejorar su situación.

«Lo peor es el trato que recibimos, que no te respeten profesionalmente, personalmente… Que te mientan. Como cuando empiezas a trabajar con unas condiciones y luego no las cumplan. Siempre te engañan con el contrato. Pero también lo pasas muy mal por la discriminación. Una señora se metía conmigo por cómo hablo, porque cuando llegué aquí no sabía nada de español. Después de la mala experiencia con esa señora me propuse aprender español para mejorar y prosperar en el trabajo. Sin embargo, ella no quería que estudiase para que trabajase más horas en su casa con el mismo sueldo».

«Las instituciones deben velar porque se cumplan los derechos de muchas mujeres trabajadores que están trabajando en condiciones difíciles, durante muchas horas y por poco dinero. Que se cumpla lo que pone en el contrato, si logran tenerlo. Y también que ayuden a las familias que quieren contratar a estas personas, pero no pueden por las dificultades económicas y de papeles. Las trabajadoras del hogar son muy importantes para la sociedad, para ayudar a personas dependientes o mayores que necesitan compañía y ayuda. Las trabajadoras del hogar son fundamentales», reivindica Amira.

La historia de Dayana

Dayana llegó de Cuba en 2011 buscando una prosperidad y estabilidad laboral en en España que no ha logrado. Con estudios de comercio sin convalidar, comenzó de cero en Canarias y gracias a Cáritas pudo sacar adelante a su hijo y formarse para la búsqueda de empleo. Reivindica la labor social de las trabajadoras de hogar, reclamando que se dignifique su tarea con políticas más justas y la protección de sus derechos. También que se agilicen los trámites y las ayudas de la Ley de Dependencia en favor de muchas personas mayores y sus familias que no pueden permitirse la contratación de cuidadoras y trabajadoras del hogar.

«La labor de las trabajadoras del hogar es muy importante para la sociedad. Es un trabajo muy invisible, y quizás no se valora cómo se debería. Hay un montón de personas mayores que están solas o son dependientes que necesitan a alguien que les ayude. Y también los trámites de la Ley de Dependencia se demoran demasiado. Muchas personas mayores fallecen esperando la ayuda. También hay muchas personas que, como yo, nos hemos formado y estamos capacitados para hacer esa labor de forma digna. Ni la ley ni las condiciones laborales en la que están las trabajadoras del hogar responden a la realidad social«, afirma Dayana.

El compromiso de Cáritas

Desde Cáritas Diocesana de Canarias y todas las Cáritas españolas continuamos con las reivindicaciones para conseguir el reconocimiento de las Trabajadoras del Hogar como trabajadoras de pleno derecho, imprescindibles para el desarrollo de nuestra sociedad.

Buscamos promover la igualdad y la profesionalización del sector a través de formación de las personas. Realizamos un acompañamiento para el conocimiento de sus derechos y la posibilidad de reclamarlos en caso de que estos no se cumplan. Así como, una buena intermediación con las personas empleadoras.

 El trabajo de intermediación laboral en este sector, no solo implica buscar la mejor candidata para cada trabajo, sino también realizar un trabajo de sensibilización orientado a que se cumplan unas condiciones laborales justas. A lo que se une el acompañamiento tras la inserción laboral para garantizar el cumplimiento de sus derechos y brindar apoyo, información y orientación cuando sea necesario, al tiempo que pueda servir para prevenir posibles malentendidos o conflictos.

Para ello, desde el Grupo Confederal de Empleo de Hogar, hemos elaborado un Protocolo de Acompañamiento a Empleadas de hogar y mediación con personas empleadoras, una metodología de trabajo que nos sirva para orientar nuestro acompañamiento, en el que este año, por ejemplo, hemos intermediado 1.677 ofertas de empleo de hogar y de cuidados.

Y también es muy importante nuestro trabajo de apoyo al sector, siendo una reivindicación histórica que este trabajo tenga el reconocimiento que se merece, por tratarse de un ámbito fundamental para la sostenibilidad de la vida; así como el que las trabajadoras que lo realizan tengan los mismos derechos que el del resto de trabajadores y trabajadoras.

A pesar de la ratificación del Convenio 189 de la OIT y posterior aprobación del Real Decreto-ley 16/2022 que da lugar a modificaciones de distintas normativas relacionadas con el trabajo del hogar, lo que ha supuesto un importante avance en el reconocimiento de derechos, especialmente el acceso a la protección frente al desempleo, ha dejado fuera otras reivindicaciones que habrían supuesto una verdadera equiparación de derechos, como la diferenciación profesional entre cuidados de personas y hogar, o todo lo relativo a las condiciones particulares que conlleva el trabajo de interna.

Así, como cada 30 de marzo, Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, desde Cáritas reivindicamos que se produzcan los avances necesarios para una verdadera equiparación de derechos de las trabajadoras del hogar, especialmente las que trabajan en régimen interno, que se enfrentan a situaciones de especial desprotección y vulnerabilidad; así como el reconociendo social de este trabajo, fundamental para la sostenibilidad de la vida.

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