15 de noviembre, Día Mundial sin Alcohol

Desde el Proyecto Esperanza de Cáritas Diocesana de Canarias trabajamos hace más de 32 años para dar respuesta a las personas que se dan cuenta de que el abuso de la bebida alcohólica les está dañando la relación familiar, la salud o el trabajo.

Por Yolanda Rodríguez Medina, responsable de Proyecto Esperanza

Con motivo del Día Mundial sin alcohol, promovido por la Organización Mundial de la Salud, desde Cáritas Diocesana de Canarias nos paramos hoy a reflexionar sobre el uso de la bebida alcohólica en nuestros tiempos.

Podemos empezar preguntándonos qué es el alcohol. Es una sustancia psicoactiva con efectos depresores del sistema nervioso, que genera dependencia y tolerancia, es decir, una droga en toda regla. Estos efectos, de entrada, promueven una sensación de bienestar, suavizan el estado de ánimo, generan una percepción más ligera de cualquier problema…  Esto hace que su uso esté tan extendido, asociándose a la diversión y a casi cualquier actividad de ocio en compañía o en soledad.

Vivimos en una sociedad que culturalmente idolatra a la bebida alcohólica como elemento imprescindible de las relaciones humanas y podemos encontrarnos su presencia en refranes, series, películas, anuncios legendarios grabados en nuestra memoria… Se encuentra arraigado, normalizado e incluso alentado en algunos ambientes. Beber para ser más feliz.

Sin embargo, en la otra cara, nos encontramos que el alcohol es responsable de más de 200 enfermedades, unos 3 millones de personas mueren cada año como consecuencia de un uso nocivo del mismo y otros tantos datos alarmantes que parecen no ser tenidos en cuenta. Como problemática de salud afecta en todos los sentidos, física, psicológica, social… y además, a su vez, puede provocar el consumo de otras sustancias tóxicas por la baja percepción del riesgo, comportamientos compulsivos o dañinos…

Y cuando el consumo se convierte en adicción, requiere un tratamiento integral y efectivo, que reúna los enfoques terapéutico, socioeducativo y sanitario.

En Cáritas Diocesana de Canarias, desde el Proyecto Esperanza trabajamos hace más de 32 años para dar respuesta a estas personas que se dan cuenta de que el abuso de la bebida alcohólica les está dañando la relación familiar, la salud, el trabajo… personas que han bebido para sentirse mejor y esto se ha convertido su propia trampa.

Nuestro objetivo es lograr un CAMBIO a una vida sana, potenciando el crecimiento personal, para que puedan descubrir los propios recursos para luchar contra la adicción: modificando hábitos de vida, mejorando la autoestima, la comunicación, la gestión de las emociones, propiciando habilidades y estrategias para enfrentarse a las circunstancias de la vida.

Queremos destacar que también los familiares, como el entorno más inmediato que se ve afectado por este problema, participan de forma directa en el Proyecto, en los distintos momentos del proceso, entendiendo cómo funciona el alcoholismo y cómo pueden ser parte de ese CAMBIO.

Proponemos dos formas de abordar el problema: la primera de forma ambulatoria, en la que la persona es atendida a nivel psicológico y social, con el apoyo de su médico de familia, para conseguir la desintoxicación y mantener la abstinencia, consiguiendo con el tiempo ir reforzando lo aprendido y fortaleciendo la prevención de recaídas.

La segunda es entrando en la Comunidad Terapéutica, donde se favorece un clima vivencial y de experiencia de convivencia. Allí se participa en terapias grupales, individuales, talleres de ocio y de distintos aspectos de desarrollo personal, actividades culturales y deportivas, experiencias…

Contacta con Proyecto Esperanza

Invitamos a cualquier persona que pueda estar preocupada por su forma de beber que acuda a solicitar información. El Proyecto Esperanza forma parte de la Red de Adicciones del Gobierno de Canarias y se encuentra situado en la Sede de Cáritas en la Avenida de Escaleritas, y a disposición en el número 928251740 / 678106362.

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