Cada año ayudamos a casi 3.000 mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual.
Por Noelia de Pablo Torres. Responsable del programa de mujer de Cáritas Española.
Los contextos de prostitución, explotación sexual y trata con fines de explotación sexual son una realidad invisibilizada, estigmatizada y de grave exclusión social, una realidad que Cáritas acompaña cada día desde diversos programas en todo el territorio nacional, y que consideramos, que tiene que ser analizada, contada y acompañada.
El 18 de octubre se celebra el Día Europeo contra la Trata de Personas, una Jornada que supone una nueva oportunidad para seguir denunciado la situación de vulneración de Derechos Humanos en la que se encuentran las víctimas de este delito.
Cáritas ha acompañado durante 2022 a 2.980 mujeres en contextos de prostitución. Específicamente, 1505 mujeres han sido atendidas en los centros de atención especializada y 1.807 han sido contactadas durante las visitas a los lugares de ejercicio de la prostitución (Calle, asentamientos, pisos, clubs…).
Durante el 2022, de las 2.980 mujeres acompañadas, en el 30% de los casos se ha detectado una situación de explotación sexual (892 mujeres), siendo el número el doble del año anterior. En lo que se refiere a mujeres con indicios de trata con fines de explotación sexual, el número asciende a 258 mujeres (9% de las mujeres acompañadas).
El trabajo que Cáritas realiza tiene como objetivo principal mejorar las condiciones de vida de las mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual y/o mujeres en contexto de prostitución y a sus hijas e hijos, apoyando procesos de desarrollo y acompañamiento integral hacia una libre opción de vida, en clave de derechos, dignidad y poniendo el foco en los procesos de autonomía y resiliencia que caracterizan a las mujeres que se encuentran en dichas situaciones.
Durante el acompañamiento a las mujeres detectamos algunas situaciones que nos preocupan:
- «Expulsión” a lugares más ocultos y vulnerables para las mujeres (asentamientos, pisos, las periferias de las ciudades…). Esto, ¿qué significa? Mayor precariedad y más dificultades en el acompañamiento a las mujeres. Un territorio que nos preocupa especialmente son los asentamientos de Huelva, dónde las condiciones de vida son muy duras (viven en chabolas hechas con cañas y plásticos y las condiciones higiénicas son mínimas, además de tener que desplazarse varios kilómetros para ir al pueblo más próximo para asistencia médica y compra de alimentos. Las mujeres en estas condiciones se enfrentan a un mayor número de agresiones.
- Internet. Un grupo de expertos en derechos humanos advirtió hace unos años que los traficantes de mujeres y niñas no limitan su actividad de captación a los medios convencionales, sino que recurren también a las herramientas digitales. A esto se suma el aumento del ejercicio de la prostitución a través de medios digitales. En Canarias por ejemplo estamos detectando un aumento de jóvenes que son captadas a través de sus perfiles personales de redes sociales, siendo la puerta de entrada al contexto de prostitución.
- Escasez de alternativas para las mujeres que ejercen la prostitución y se encuentra en condiciones de vulnerabilidad, sumado a que muchas de ellas además se encuentran en situación administrativa irregular.
- Mayor violencia. La violencia contra la mujer es una constante de los contextos de prostitución, dando por hecho que es algo que deben asumir, y cuestionándose constantemente el relato de la víctima. Esto genera una doble violencia para ellas: la sexual ejercida por el demandante y la institucional ejercida por personal de las instituciones públicas, que además hace que las mujeres no denuncien.
Esta cruda realidad hace que el acompañamiento a las mujeres en contextos de prostitución y trata sea una apuesta significativa de Cáritas tanto en sus programas sociales como en sus ejes de sensibilización y denuncia.
