Hacia un horizonte libre de violencias machistas

En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Cáritas recuerda a todas las mujeres víctimas de esta lacra, y reafirma su compromiso para aliviar el sufrimiento que provoca.

Por Grupo Confederal de Violencias Machistas. Nivel Técnico Mixto de Prostitución y Trata

Si tuviera de destacar algo de mi experiencia en el acompañamiento a programas de violencias machistas, destacaría la magia que acompaña a cada una de las mujeres, el AMOR que mueve a cada una de las técnicas y voluntarias que están ahí, a su lado, acompañando desde la escucha, desde el cuidado, desde el SER.

Acompañar a mujeres

Muchas son las realidades acompañadas: mujeres en contextos de prostitución, mujeres explotadas sexualmente, mujeres víctimas de trata, mujeres en situación de vulnerabilidad, mujeres sin hogar, mujeres racializadas en situación administrativa irregular, mujeres que no son “oficialmente” identificadas como víctimas de trata o de violencia de género, y que por tanto no acceden a los sistemas de protección oficiales, en definitiva, mujeres sin acceso a derechos.

Cada día nos hacemos preguntas: ¿A qué se enfrentan las mujeres que deciden iniciar un proyecto migratorio? ¿A cuántas violencias se enfrentan durante su trayecto? ¿Son las mismas a las que se enfrentan los hombres? ¿Y las mujeres en situación de sin hogar? ¿Son los mismos los peligros de la calle para los hombres que para las mujeres? Creemos que no. 

Promover la dignidad

Y es que los datos escandalosos de violencias machistas y contextos de prostitución marcan una brecha clara en el imaginario igualitario de nuestro país y los valores que lo orientan de dignidad e igualdad.

Que haya prostitución y trata y ésta sea una realidad creciente, que haya mujeres asesinadas por violencia machista y muchas otras sufriéndola, que haya un rostro mayor de mujeres empobrecidas en este país, nos responde a la pregunta de por qué debe Cáritas buscar la igualdad para las mujeres y, por lo tanto, acompañar en la construcción de una sociedad donde éstas tengan oportunidades de desarrollar sus capacidades y sus proyectos vitales.

Poner en práctica la dignidad de las mujeres requiere nombrarlas, descubrir sus realidades acudiendo a una mirada y lenguaje desde su experiencia vivida, es decir, desde una perspectiva de género. Practicar la dignidad es fortalecer su autonomía y libertad fomentando sus capacidades, construyendo relaciones de apoyo social, trabajando por el acceso a los derechos humanos, promoviendo el empoderamiento y la participación política de las mujeres.

Nuestros pilares de trabajo

El acompañamiento que Cáritas realiza con las mujeres en situación de desigualdad y violencia machista tiene un propósito, revertir el sufrimiento injusto. Y se desarrolla imprescindiblemente desde y con las mujeres. Un acompañamiento que no deja de lado tres grandes pilares:

  • La identificación de las causas que soportan y generan la violencia, y, por ende, las creencias que mantienen el desequilibrio histórico en las relaciones que mantienen hombres y mujeres en las diferentes esferas de la vida pública y privada (ámbitos de la vida social, familiar, profesional, etc.), siendo clave la denuncia de las situaciones que lo provocan.
  • El amor que nos mueve a ser la caricia de Dios para tantas mujeres heridas.
  • El Modelo de Acción Social propio de Cáritas que nos aporta las claves para la intervención y el acompañamiento de estas realidades.

Como explica el papa Francisco “(…) De modo semejante, la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos” (Fratelli tutti, 23)”.

Estamos en buen camino

Estamos en el camino, no perdamos la esperanza. Seamos conscientes de que la igualdad entre hombres y mujeres es fundamental para alcanzar sociedades inclusivas e igualitarias. Por ello es necesario un cambio de paradigma, reforzando la educación en igualdad y respeto. Y es que, además, la experiencia nos demuestra que, en la medida en que son reconocidas, las mujeres desempeñan un papel decisivo como impulsoras del desarrollo local, el emprendimiento social, la autonomía familiar, la solidaridad comunitaria y la construcción de la paz.

Desde la dignidad, desde la igualdad, y desde la cultura de la paz y del cuidado, principios rectores del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, busquemos, avancemos hacia un horizonte libre de violencias machistas.  

Foto: Cathopic. Asunción

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