Manifiesto contra las políticas migratorias que atentan contra los derechos de las personas

Justicia y Paz, CONFER Tenerife, las Pastorales de Migraciones y las Cáritas de ambas Diócesis del Archipiélago Canario, se unen en solidaridad con tanto dolor y sufrimiento

“Se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti” (Is. 60,5).

Esta profecía de Isaías fue recogida por el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que celebramos el pasado 25 de septiembre. Dicho texto entra en contradicción con los acontecimientos dolorosos que venimos experimentando en Canarias desde hace mucho tiempo, que se han hecho dolor más fuerte para todos nosotros y muerte cercana de nuevo durante estos últimos días.

Y, sobre todo, para las personas desaparecidas o cuyos cadáveres se han encontrado en el mar en esta ruta migratoria atlántica, que es de las más peligrosas del planeta, en su trayecto desde África hasta Canarias. También, para los que han quedado en su país de origen, esperando el fruto del trabajo de sus familiares migrados, con la esperanza de no morir de hambre y de vivir más dignamente allí donde nacieron.

Reparto injusto de los recursos

En este sentido, Justicia y Paz Tenerife, CONFER Tenerife, las Pastorales de Migraciones y las Cáritas de ambas Diócesis del Archipiélago Canario, se unen en solidaridad con tanto dolor y sufrimiento y expresan en un comunicado que siendo conscientes de que, como dice el Papa Francisco, “construir el futuro con los migrantes y refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación, según la visión bíblica los inmigrantes no son invasores y destructores sino trabajadores bien dispuestos, que reconstruyen las murallas de una nueva ciudad abierta a todos los pueblos” (Cf, Is. 60, 10-11).

Por ello, en la nota denuncian las causas del mal aprovechamiento de los recursos existentes y el reparto injusto de los mismos. Asimismo, critican también unas políticas migratorias que atentan contra los derechos de las personas, causando sufrimiento, y en ocasiones como esta la muerte.

De igual modo, en su comunicado las entidades de Iglesia dejan claro que están dispuestas a seguir cooperando «allí donde estamos y, desde ahora, en otros campos posibles, con los hermanos y hermanas migrantes y refugiados en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y de paz».

Como ha expresado en reiteradas ocasiones nuestro Santo Padre, “la dignidad y la libertad trascienden el miedo y la división. La migración no es un problema del Oriente Medio, del África septentrional o de Europa. Es un problema del mundo, una crisis humanitaria que concierne a todos”, finaliza el manifiesto.

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