Cáritas venía denunciándolo desde hace muchos años: Canarias es una de las comunidades de España con mayores tasas de pobreza. El último informe FOESSA era clarividente en ese sentido, más de 600.000 personas canarias viven en situación de exclusión social y cuentan con muchas dificultades para tener una vida mínimamente digna. Cualquier imprevisto podía ser terrible para estas familias, que ya caminaban sobre la cuerda floja de la precariedad. La acumulación de problemas (el desempleo, la incapacidad para pagar el alquiler o la hipoteca, hacer frente al pago de suministros o, incluso, no poder hacer una compra en condiciones) puede sumir a muchas de estas familias en una espiral de pobreza de la que es muy complicado salir.
Y llegó la pandemia. El año 2020 ha estado protagonizado por una crisis sanitaria y social sin precedentes, que ha marcado profundamente nuestra vida y nuestras relaciones. Las consecuencias de esta pandemia están haciendo estragos entre la población más vulnerable.
El parón del turismo, el cierre de empresas, las ayudas insuficientes y la incertidumbre económica en general han generado una situación que evidencia aún más las precarias condiciones de vida de buena parte de la población canaria. Esto se ha dejado sentir por toda la red de Cáritas en nuestra Diócesis. Solo durante el primer semestre de 2020 (periodo que incluye los meses de confinamiento más duro) las atenciones aumentaron un 56% con respecto al mismo periodo del año anterior. A pesar de las dificultades impuestas por las restricciones de movimiento y reunión, la atención de las parroquias, de los Servicios Generales de Cáritas y las respuestas telemáticas lograron dar respuesta a unas 7.612 demandas.
El perfil de las personas que se acercan a nuestros servicios no ha cambiado demasiado. La exclusión social se ceba con las mujeres (que suponen un 61% del total de personas atendidas), sobre todo españolas, entre 40 y 59 años (casi la mitad de las personas que pidieron ayuda están en esta franja de edad), en situación de desempleo (un abrumador 75% se encuentra sin trabajo) y con hijos a cargo. Mención aparte merecen las 605 personas sin hogar que han sufrido especialmente las consecuencias de no tener una casa ni recursos para poder hacer frente a las circunstancias que nos rodearon durante el primer semestre de 2020.
Las principales demandas tuvieron que ver con la cobertura de necesidades básicas. Los escasos ingresos de las familias no dan para todo y muchas de ellas tuvieron que priorizar el pago de la vivienda y solicitar ayudas de alimentos en Cáritas. La ayuda para el pago de recibos y medicamentos también ha sido destacable en este periodo.
Pero si hay algo que hace a Cáritas diferente es el acompañamiento a las personas que atendemos. Un tercio de las personas que llegan a las parroquias o a los Servicios Generales de Cáritas lo hacen buscando escucha y cercanía. El apoyo psicosocial es fundamental para el bienestar de las personas que acusan una situación tan complicada.
Este año que empieza plantea enormes retos a nuestra sociedad. Desde Cáritas, seguiremos visibilizando y denunciando las situaciones de pobreza y exclusión social que se dan en nuestra Diócesis. A pesar de todas las dificultades y limitaciones que ha puesto esta crisis sobre la mesa, si hay algo que tenemos claro es que no podemos dejar a nadie atrás. Seguiremos trabajando por la justicia social y por la dignidad de las personas.
¿Cómo puedo ayudar?
El compromiso de la comunidad cristiana y la ciudadanía en general es clave para poder seguir desarrollando la labor que realizamos con las familias más vulnerables. Puedes apoyar nuestra labor a través de donaciones económicas puntuales, haciéndote socio/a para dar estabilidad y continuidad a nuestros proyectos o haciéndote voluntario/a de nuestra entidad. Toda colaboración contribuye a la construcción más justo y solidario. Puedes consultar toda la información en nuestra página web: www.caritas-canarias.org o llamando al 928251740. #CadaGestoCuenta
Última actualización: 11 de mayo de 2021