El Obispo nos dijo…

Reflexiones sobre las palabras de nuestro Obispo, Don José Mazuelos, en el Retiro de Cáritas Diocesana de Canarias en la Santa Iglesia Catedral el 28 de noviembre de 2020.

Por Don José Domínguez Pérez, Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias.

Es necesario situarnos en la realidad:

– La pandemia

– La crisis económica

– La crisis migratoria

A esta realidad poliédrica la llama el Papa “globalización de la indiferencia”. Hemos olvidado la experiencia del llanto y sufrimos la manipulación y la mentira. Ante esta realidad caben dos actitudes:

a) Tirar la toalla.

b) Buscar caminos de esperanza.

Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el Buen Samaritano. Es ésta la espiritualidad del Concilio Vaticano II, icono de la Iglesia amando a todos, como Cristo el Buen Samaritano que practica la misericordia, como respuesta a una necesidad inmediata y urgente de forma desinteresada. Por eso la Caridad es esencial a la Iglesia.

Prójimo es todo necesitado que encontremos en nuestro camino por encima de lo legal o ilegal. Independiente de partidos e ideologías. Dejando que sólo hable el amor gratuito, testigos creíbles de Cristo, ora de palabra, ora con su silencio, siempre con su ejemplo.

La Caridad tiene que ir de la mano de la justicia y es necesario trabajar con las instituciones del estado y otras realidades caritativas buscando un ecumenismo de la caridad sin perder el perfil característico de la Iglesia (el modelo de su acción social).

La acción caritativa de la Iglesia nace de la fe que actúa por el amor: darse como persona, para no humillar al ayudado, darse como un don de amor, desde la humildad, «abajándose”, sin mérito propio, como instrumento de la «gracia», instrumento en manos del Señor, confiando en Él. Ni la ideología revolucionaria, ni la inercia del nada se puede hacer. Ni soberbia, ni resignación.

La oración tiene aquí un lugar vital, como fuente inagotable de eficacia, frente al activismo y al secularismo. Rezamos para encontrarnos con Dios, no para corregir sus planes, sino para cobrar esperanza y sentir su gracia a pesar de su silencio y aparente ausencia, aunque su silencio siga siendo incomprensible para nosotros.

Su Madre junto a la Cruz, nos ayude a esta Cáritas Diocesana a crecer en el servicio del amor.

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