Por José Domínguez Pérez. Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias
El servicio voluntario, es una vocación personal de participación social, de servicio gratuito y de compromiso por la transformación de la sociedad.
Las personas voluntarias en Cáritas se caracterizan por:
– Ser personas comprometidas que, animadas y motivadas por su fe, creen posible un cambio hacia una sociedad más humana y justa.
– Vivir este compromiso social en y desde la comunidad cristiana, sintiéndose enviados a quienes habitan en el sufrimiento. No se trata de un privilegio, sino de un deber que brota de la misma fe e invita a sembrar signos tangibles de esperanza.
– Dejarse afectar por el sufrimiento del prójimo y poner su corazón en las manos para dignificar a los descartados de nuestra sociedad. Su papel es el de acompañar, nunca suplir, para que cada uno sea artífice de su propia historia y desarrollo.
– Tener claro que no sólo dan y comparten, sino que también reciben de las personas empobrecidas, estableciéndose así una relación de reciprocidad, un espacio de humanidad y encuentro, con el fin de testimoniar una nueva fraternidad.
– Estar abiertos a todas las personas, sean de donde sean y vengan de donde vengan. Su servicio tiene un carácter universal, sin fronteras, viviendo un cosmopolitismo samaritano.
– Trabajar por el bien común, buscando crear las mejores condiciones para que todos podamos vivir dignamente, luchando contra los mecanismos que generan pobreza y exclusión.
– Colaborar en la creación de redes comunitarias de solidaridad, de propuestas y protestas, trabajando en equipo y colaborando con otros grupos o instituciones, con el fin de generar una cultura del encuentro.
– Creer que el planeta y todos sus recursos han sido encomendados a toda la humanidad y para todos; así buscan actuar de forma responsable para con el medio ambiente, como verdaderos custodios de la casa común.
– Cuidar la formación y cultivar una espiritualidad que anime y sostenga su servicio: Necesitan fundamentar su ser y su quehacer.
En Cáritas reconocemos y agradecemos, como Don de Dios, poder servir a los más vulnerables.
Ante los riesgos sociales que generan pobreza y exclusión, los retos de la acción voluntaria son:
– Promover ciudadanos responsables y participar con ellos en el compromiso por el bien común frente a una democracia vacía de contenido ético y redistributivo que genera desafección por la política.
– Animar a la Comunidad e intensificar la comunión, frente a la desvinculación social, fruto del individualismo.
– Acompañar a los más vulnerables y luchar por el cambio social, que ayude a superar la desigualdad y la exclusión social.
– Atender los cambios demográficos, que dificultan el cuidado de los más pequeños, los mayores y dependientes.
¡Felicidades y muchos ánimos en el Día Internacional del Voluntariado!
NOTA: Extracto del artículo del Delegado Episcopal de Cáritas Española, D. Vicente Martín Muñoz