La cara oculta de la Economía Solidaria

Reflexiones de D. José Domínguez Pérez, Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias, tras las XVII Jornadas de Teología de la Caridad

He gozado del privilegio de asistir a las Jornadas de Teología sobre la Caridad en Santiago de Compostela los días 21,22 y 23 de abril de 2017.

Las intervenciones del acto de apertura ya fijaban el punto de mira para adentrarnos en el objetivo de estas XVII Jornadas: Iglesia servidora, economía de comunión, consumo responsable, finanzas éticas, comercio justo, alternativa al desarrollo indefinido…

D. Julián Barrios, Arzobispo de Santiago, fue muy explícito y profundo, cuidando ir a las raíces (la cara oculta de un compromiso solidario):

“Asumir el riesgo del testimonio personal; valorar lo pequeño; aprender de las posibilidades; no apegarnos a lo que tenemos, ni entristecernos por lo que no poseemos; sustituir la competitividad por la solidaridad; conscientes que los desiertos exteriores se multiplican porque se han extendidos los desiertos interiores» (…) “Nada está perdido si el pasado sirve de trampolín para comenzar algo nuevo. El pasado no sirve como un sofá, sino como un trampolín.”

La apertura de las Jornadas era ya un diagnóstico de las conclusiones.

Metidos ya en el espesor de las ponencias y los debates fuimos analizando si una economía basada en el crecimiento funciona, por qué hay una economía que mata, por qué urgen los cambios estructurales necesarios para una economía solidaria, qué experiencias avalan desde Cáritas que es posible el cambio, que los retos no son quimeras… Las experiencias presentadas eran una optimista confirmación de que el camino emprendido generaba unas expectativas viables, operativas y realistas.

El Cardenal Luis Antonio Tagle de la Archidiócesis de Manila, Filipinas, Presidente de Caritas Internacional, ahondaba en las raíces con su experiencia personal (la cara oculta de otra economía que no mata). Su densa conferencia de clausura, cargada de emociones y lágrimas remataba la faena. “La cercanía a los pobres nos convencerá que ellos son capaces de enseñarnos valores de los que carece el sistema dominante”.

Urge, nos decía, “construir un nuevo orden económico, una economía solidaria e inclusiva, una acción urgente, no solo una investigación sincera y detallada.» Desarrollo económico de la mano del desarrollo social, cultural, educacional, espiritual, moral, relacional, íntegro y auténtico. Los valores son importantes, pero tienen que ser apoyados por algún poder o autoridad, que usen su poder dentro de un marco de valores.

El Cardenal nos propuso un examen de conciencia:

1.- ¿Están los pobres incluidos o son mencionados como parte del negocio?

2.- ¿Son los pobres tenidos en cuenta dentro de los objetivos y los planes del negocio? ¿De qué manera están presentes? ¿Cómo socios, como consumidores o como mercancías?

3.- ¿Es el desarrollo integral de los pobres un factor a la hora de decidir los ítems o artículos que se van a producir o los servicios que se van a ofrecer?

4.- ¿Son los pobres consultados en el tipo de desarrollo que desean?  O ¿son los tecnócratas los que imponen su modelo de desarrollo a gente que conoce sus necesidades y tiene conocimiento suficiente para responder ante ellas?

5.- ¿Es nuestra responsabilidad social corporativa meramente un apéndice de la vida corporativa? ¿Está todo nuestro negocio conducido como un acto integrado de responsabilidad social?

6.- ¿Hay en nuestras oficinas y establecimientos personal y administradores con formación para tratar con los pobres de una manera respetuosa y digna? ¿Nos conducimos en el trabajo de una manera justa con aquellos empleados en los escalafones más bajos?

Esta batería de preguntas quedaría en una ráfaga de tiros al aire, si no cuidamos el árbol para que de frutos.

En la rueda de prensa celebrada en la sede de Cáritas Española el 27 de abril de 2017, conducida por Natalia Peiro, directora de Comunicación, Sensibilización e Incidencia, se daba cuenta de que 16.597 personas consiguieron un empleo con el apoyo de los proyectos de empleo y economía solidaria de Cáritas. Se insistió en la rentabilidad económica al servicio de la rentabilidad social; en el comercio justo, finanzas éticas y colaboración empresarial; en poner en el centro a las personas, etc. Para Cáritas, subrayó Natalia Peiro, «la economía solidaria es un reto y una realidad, porque cada día somos más conscientes de la responsabilidad de nuestras propias decisiones en la construcción de un mundo más justo y de que, como refleja este informe, es posible una economía a la medida de las personas, como ponen en evidencia el signo visible de todas estas iniciativas en marcha gracias al esfuerzo y la apuesta de muchos.”

Mirando al futuro muy cercano hay que apuntar a la renta básica universal, camino seguro para una economía solidaria.

Siguiendo la tesis de Jeremy Rifkin[1] entramos en una nueva fase de la historia mundial, en la que será cada vez menor el número de trabajadores para producir bienes y servicios requeridos por la población mundial. Es la cuarta revolución industrial.

Esta sociedad del fin del trabajo está ya entre nosotros, tal como lo confirmaba un estudio reciente de Oxford, al afirmar que el 47 % de los empleos serán robotizados en los próximos veinte años. El único sector que se mantendrá será el de la alta tecnología.

En tal supuesto, ¿qué soluciones podemos encontrar? Repartir el trabajo que hay o garantizar una RENTA BÁSICA UNIVERSAL (RBU)[2] con la que el Estado pagaría un ingreso periódico por encima del umbral de la pobreza, fijado en nuestro país en 647 euros mensuales. Así, el Estado garantiza cubrir las necesidades básicas de todos los ciudadanos. La RBU se transforma en el primer derecho de las personas, en el derecho a la subsistencia, a la vida, tal como lo afirman los artículos 3 y 25.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En conclusión, la implantación de la RBU supondría un avance sustancial en equidad y justicia. La RBU nos hará más libres, porque con ella desparece de un plumazo el miedo al paro y al hambre.



[1] Jeremy Rifkin, El fin del trabajo: El declive de la fuerza del trabajo global y el nacimiento de la era posmercado, Barcelona, Paidos, 1996.


[2] Antonio Moreno de la Fuente. Plataforma por la RBU. Del trabajo a la renta básica universal: el nuevo paradigma en: Iglesia Viva nº269, 2017, pp. 91-100.

Http://basicincome.org. La delegación española la ostenta, http: //www.redrentabasica.org/rb/

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