Qué compromiso y qué mundo

Por D. José Domínguez Pérez. Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Canarias

Es algo más que una hora de adoración ante el Santísimo. Algo más que unas alfombras de sal y colorines. Mucho más que pasear un trono de oro y plata con una barroca custodia, portando una Hostia Consagrada de 15 centímetros  adornada de rosas blanquísimas, purísimas azucenas y orquídeas color pastel.

El compromiso ha de ser como el del Señor histórico y de carne viva y sangrante, dándolo todo por nosotros y por muchos. Él quiere prolongar su procesión hacia los excluidos, como sus preferidos, en la misión transferida a su Iglesia, cuerpo suyo. En eso estamos contra viento y marea. Él está con nosotros en la dinámica inefable e incombustible de la Persona Divina del Espíritu Santo. Ilumina, consuela, fortalece para permanecer y ser constantes.

Él ama al mundo y nos quiere librar de un mundo que no es el suyo; el mundo de los egoísmos, injusticias, abusos, violencias, venganzas… Éste no es su mundo, ni debe ser el nuestro, pero lo amamos porque son personas las que están en juego. Por eso estamos comprometidos en mejorarlo. Es un proceso largo avanzar en esta revolución siempre pendiente del amor, de la reconciliación, de asumir responsabilidades.

El itinerario de esta PROCESIÓN CON EL SEÑOR se descubre al andar; tiene muchos vericuetos; cada persona es un mundo; la libertad es un DON muy atrevido; escalar abruptas pendientes se hace a veces muy duro:

  • La defensa de la dignidad de las personas, sus derechos y sus capacidades…
  • Cuidar la casa común, nuestra madre y hermana Tierra, sin abusos ecológicos.
  • Servir al desarrollo humano integral, economía solidaria, disfrute de todos los derechos.
  • Integrar gozosamente en la Comunidad de los discípulos del Señor.
  • Participar de la misión regeneradora de la pobreza estructural transmitida de abuelos a nietos, familias desestructuradas, jóvenes sin futuro, soledad de muchos mayores, emigrantes abandonados…Todo sin perder la esperanza.
  • Avanzar hacia la FRATERNIDAD EN LA FAMILIA DIVINA, experimentada en pequeñas comunidades, conscientes de que… “no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón…” (Evangelii Gaudium, nº 262.cf. Iglesia, servidora de los pobres, nn. 37-38)

 

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